IDEAS

El candidato antisistema

El país estaba desgarrado por la corrupción y la falta de tino económico de sus autoridades. La población ya no aguantaba más, detestaba a los políticos, y ya estaba harta de que cada elección un nuevo político se presentaba como el incorruptible que iba a acabar con la corrupción, solo para ser absorbido por el sistema a poco de tomar el poder y convertirse en una peor versión de sus antecesores.

' La población estaba desesperada. Durante medio siglo le habían ofrecido cambios, para que siempre todo siguiera igual.

Jorge Jacobs

Siempre era lo mismo. La población estaba desesperada. Durante medio siglo le habían ofrecido cambios, para que siempre todo siguiera igual. El sistema continuaba absorbiendo todo lo que se ponía a su paso, cual monstruo insaciable. En cada elección los políticos le ofrecían que cambiarían el sistema para que le sirviera a la población. Y con cada nueva administración, el estado seguía creciendo, pero de servir, nada. Los únicos que salían de la pobreza eran los políticos y sus familiares y amigos. Todos los demás, cada vez más pobres. Cada vez el sueldo les alcanzaba para menos.

La desesperación era generalizada. La esperanza había sido asesinada por los populistas que siempre pintaban un arcoíris a los votantes cuando necesitaban sus sufragios, pero luego los encaminaban por los nueve círculos del infierno. Y la gente no aprendía. Llegaba el siguiente proceso electoral y nuevamente caían presas del engaño populista del político que les ofrecía resolver sus problemas a través de un gobierno pulcro y muy eficiente. Pero al llegar al poder, nuevamente se transformaba en Caronte, dejándolos a su suerte en las puertas del Hades.

Y así la historia se repetía cada cierto tiempo hasta que un día, sin que nadie se lo esperara, apareció, casi de la nada, un candidato antisistema que prometía cambiarlo todo. Desechar para siempre el sistema que los había hundido en la miseria y la corrupción. Era un candidato que no se dejaba intimidar por nada ni nadie. Algunos hasta lo catalogaban de loco. Las encuestas no lo vieron venir. Los “poderes” del sistema tampoco. Lo menospreciaban porque consideraban que era tan “fuera del guacal” que ni siquiera valía la pena preocuparse de él. Que nadie le pondría atención.

No se dieron cuenta de que, el hartazgo de la gente era tal, que estaban dispuestos a tirar por la borda el “sistema” al que habían estado acostumbrados por décadas. Ese que siempre les prometía el cielo, pero les daba el averno. Estaba harta de los políticos marrulleros y corruptos que se robaban los tributos de los ciudadanos sin dejar mayor cosa para que el gobierno brindara los servicios que ellos tanto ofrecían en campaña.

El día de la elección llegó. El candidato antisistema arrasó con todas las proyecciones de los “expertos”. Quizá era el principio del fin del sistema que había logrado que uno de los países más ricos del mundo se codeara con los más pobres. En donde la moneda ya no valía nada, al grado de que en los supermercados quitaron todos los precios de los productos y lo reemplazaron con un patético rótulo: “el precio se lo dirán en la caja”.

“¿Qué? Eso no está pasando en Guatemala”, dirá usted. Y está en todo lo correcto. No estoy hablando de Guatemala, sino de Argentina, donde el candidato antisistema, Javier Milei, arrasó el domingo pasado en las elecciones primarias. Casi ni aparecía en las encuestas, sus contrincantes lo tildaban de loco, pero la gente, finalmente, se empezó a dar cuenta que los cantos de sirena del peronismo arruinaron completamente el país, mientras les ofrecían el paraíso de los trabajadores.

Milei quizá tenga la oportunidad —aunque todavía le falta mucho por recorrer— de empezar a cambiar el sistema argentino. De alejarlo del estatismo y populismo con que el peronismo lo hundió en la corrupción y la hecatombe económica -como suele hacerlo en todos los países donde se aplican esas políticas-. Ellos quizá tengan la oportunidad de finalmente salir del infierno -¿será Milei Catón?-. Nosotros estamos en una situación muy distinta. Apenas cruzaremos el Aqueronte este domingo. El camino que ya recorrieron los argentinos, nosotros apenas lo tenemos por delante.

ESCRITO POR:

Jorge Jacobs

Empresario. Conductor de programas de opinión en Libertópolis. Analista del servicio Analyze. Fue director ejecutivo del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES).

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