MIRADOR
En medio está el poder, no la virtud
Tengo la impresión de que seguimos en la inopia política y que todavía no hemos reaccionado del alegrón del “cambio primaveral”, una suerte de epidemia de optimismo que, como es habitual en el país, impide ver la realidad —o no aceptarla— que como resultado final es lo mismo.
' La lucha en el Congreso ha sido, normalmente, entre “dizque derechas e izquierdas” y esa polarización ha distraído mientras los primeros se sobreponían a los segundos.
Pedro Trujillo
La euforia de la elección de la primera junta directiva del Congreso duró, como diría el genio Sabina, “lo que duran dos peces de hielo en un wiski on the rocks”, que tropicalizado se puede traducir por “lo que dura un quetzal en la puerta de una escuela”. La segunda junta directiva —la del consenso— mostró sus dientes en la distribución de las comisiones correspondientes, y esperó —aunque no lo suficiente— a que la CC dictaminará en definitiva que el partido Semilla está temporalmente suspendido y no puede integrar comisiones, así que se desató una sórdida batalla por ver quién se queda con el dulce de la de finanzas.
Si analiza los partidos políticos que presiden las comisiones, queda claro los que tienen supremacía: UNE, Unionista, Vamos y Vos, y en esa privilegiada posición gestionarán el poder que desde la sombra pretenden recuperar. Súmele a lo anterior quienes integran y de dónde proceden los diputados de la mesa directiva del Congreso, cómo está conformada la Asociación de Municipalidades (Anam), y verá que calladamente se está tejiendo una tela de araña —por los habituales— que ahora se presentan como “renacidos a la decencia política”.
La lucha en el Congreso ha sido, normalmente, entre “dizque derechas e izquierdas”, y esa polarización ha distraído mientras los primeros se sobreponían a los segundos, siempre en pírrica minoría por decisión popular. Ahora también hay dos polos, pero no está ahí el poder, a diferencia de antes. Un polo de izquierda progresista —lo mismo de siempre, pero con Semilla agregado— y otro de “corruptos” visibles, sancionados y perfectamente identificados, aunque en ninguno está el poder real. Por primera vez, la lucha se centra en esos otros “cien” diputados —invisibles muchos— que “calladitos” generan dinámicas de apoyo entre ellos y que seguramente querrán recomponer una UNE implosionada, un Líder desaparecido y un Vos apéndice de los verdes. Y, por supuesto, se les agregarán, porque el poder todo lo permite, los de Vamos y otros sueltos por el hemiciclo que se venden al mejor postor. Eso sí, las formas serán diferentes y quizá ya no se almuerce en el Congreso, el mayor logro conseguido a la fecha por la nueva administración parlamentaria.
Este recambio primaveral pierde cada día fuerza que aquellos entre bambalinas le arrebatan. Algunos pueden creerse —yo no— que los escindidos diputados de la UNE se han tornado éticos y que los nuevos tiempos les han hecho cambiar, razón por la que ahora colaboran con el nuevo gobierno. Otros prefieren seguir en las nubes y todavía no han aterrizado y aceptado una realidad que cada día es más visible, y el batacazo —allá por Semana Santa— será muy duro para ellos. Y hay un tercer grupo que no visualiza esa lucha sórdida en las sombras que ejercen un centenar de diputados y que reconstruye las viejas prácticas políticas, mientras ruidosamente se presentan “los logros y éxitos” de la nueva dirigencia.
Los árboles no dejan ver el bosque y es necesario reducir el nivel de dopamina de muchos y aterrizar en la realidad que invisiblemente pasa delante nuestra. Y, quizá, por estar acostumbrados al Cadejo, a la Llorona o a la Siguanaba, tampoco vemos los fantasmas políticos modernos que en breve nos volverán a aterrorizar con sus prácticas políticas mafiosas.