IDEAS
Liderando una causa casi perdida
Enfrentando un reto casi imposible de ganar, Volodímir Zelenski ha sido muy hábil para lograr el apoyo, no solo de Occidente, sino, especialmente, de los ucranianos. Eso lo ha logrado a través, primero, de su liderazgo, y luego de una muy buena campaña de relaciones públicas. Con la decisión al inicio de la guerra de quedarse a pelear y rechazar el ofrecimiento del gobierno de Estados Unidos de un salvoconducto para llevarlo al exilio borró de un plumazo los cuestionamientos hacia su gobierno previos a la guerra y unió a los ucranianos tras de sí. Los videos que publica religiosamente todas las noches para informar a la ciudadanía lo que ha pasado en el día y animarla a seguir firme en la guerra han consolidado ese liderazgo.
' A menos que se llegue a una salida negociada de la guerra —lo que cada vez se ve más difícil— hay que prepararse para un conflicto prolongado.
Jorge Jacobs
A nivel internacional también ha llevado una gran campaña, participando casi todos los días en más de alguna actividad, sea dirigiéndose a congresistas de los países aliados, sea conversando con algún presidente o primer ministro, o participando en actividades tan variadas como congresos empresariales y festivales artísticos. Todo con el objetivo de obtener apoyo de los gobiernos occidentales, especialmente el militar, pero también para mantener viva en la mente del público global la guerra.
A ello hay que añadir una muy bien pensada y ejecutada campaña de redes sociales. Zelenski ha sido muy exitoso en presionar a los gobiernos de los países occidentales, no solo a sancionar a Rusia, sino a apoyar militarmente a Ucrania.
La pregunta del millón es si ese apoyo será suficiente para vencer a Rusia y recuperar el territorio perdido. Aunque el optimismo abunda, la mayoría de los analistas militares ven difícil ese desenlace ante las asimetrías que enfrenta Ucrania. En la primera fase de la guerra infligió grandes bajas a los rusos al hacerlos retroceder de los alrededores de Kiev. Pero Rusia se ha adaptado durante la segunda fase de la guerra, ocultando a sus hombres tras su temible artillería.
El ejército ruso en esta nueva etapa de la guerra prácticamente ha instaurado una estrategia de tierra arrasada. Algunos militares ucranianos describen la estrategia rusa como: “matar a todo el mundo y luego entrar”.
Rusia tiene al menos 10 veces más sistemas de artillería y misiles que Ucrania, y en algunos lugares de la línea del frente la disparidad se acerca a 20 a 1. Además, buena parte de su artillería tiene un alcance bastante grande, al grado de que han podido bombardear casi toda Ucrania. En cambio, el alcance de las armas ucranianas es limitado, por razones técnicas y políticas.
Recientemente los ucranianos han logrado atacar depósitos de armas e instalaciones de almacenamiento de combustible rusos con los sistemas de cohetes de artillería de alta movilidad, o HIMARS, proporcionados por Estados Unidos. Pero solo tienen cuatro y en los próximos días podrían llegar a tener 12; sin embargo, ellos argumentan que, para contrarrestar a los rusos, necesitan cien.
En ese contexto, si Ucrania logra conseguir el apoyo militar suficiente de los países de la Otán podría tener una oportunidad de darle vuelta a la tendencia reciente de avance de los rusos, pero lograr la victoria completa es algo mucho más difícil y, de ser posible, no lo será en un buen tiempo. Ello implica una guerra prolongada con muy altos costos, no solo en términos de pérdida de vidas humanas y daños económicos, sino también en términos de escalada, incluyendo el posible uso de armas nucleares.
Así que, a menos que se llegue a una salida negociada de la guerra —lo que cada vez se ve más difícil—, hay que prepararse para un conflicto prolongado, con las consecuencias que eso pueda tener para la geopolítica y economía global.