IDEAS
Lobos cuidando ovejas
La elección de esta semana de China, Rusia y Cuba como tres de los quince nuevos miembros del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, es una de las más flagrantes pruebas del nivel de ridiculez a la que se ha llegado en ese foro. La mejor alegoría al respecto que encontré es la expresada por el director ejecutivo de UN Watch, Hillel Neuer, “elegir a estas dictaduras como jueces en cuestiones de Derechos Humanos es como convertir a una banda de pirómanos en la brigada de bomberos”. Pero también puede ser algo más sencillo, como que son lobos rapaces cuidando ovejas indefensas.
' Es hoy más importante que nunca la defensa férrea de los derechos individuales de todas las personas.
Jorge Jacobs
El Consejo de DD. HH. de las Naciones Unidas es el mejor ejemplo de qué tanto se ha desviado la ONU de aquellos valores que dice defender, legitimando dictaduras opresivas en nombre de los derechos humanos. Y no debe extrañar porque lo han hecho por mucho tiempo. Además de los ahora nuevos miembros, ya han estado en el Consejo dictaduras como la de Venezuela y la de Arabia Saudita. Al final, esto no es sino la confirmación de cómo la etiqueta de los “derechos humanos” se ha convertido en nada más que eso, una etiqueta que utilizan muchas personas y gobiernos para maquillar la búsqueda del poder a cualquier costo.
Según Aaron Rhodes, autor del libro La degradación de los derechos humanos, el problema de fondo reside en un error filosófico que confunde derechos naturales con derechos positivos, tal y como lo hace la Declaración Universal de Derechos Humanos de la ONU, que la Unión Soviética ayudó a redactar luego de la Segunda Guerra Mundial. Ese documento iguala derechos a la libertad (como la libertad de pensamiento) con derechos a la seguridad social (como la salud) y otros. Al igualar ambos derechos, se degrada el concepto de derechos humanos y se facilita la justificación de las dictaduras, bajo el argumento de que violan la libertad de las personas, pero les dan “seguridad social”. Lamentablemente ese error se ha incrementado con el tiempo.
No debe extrañar también que las peores dictaduras busquen estar en un consejo de “derechos humanos”, ya que eso les facilita bloquear cualquier decisión en su contra, a la vez que les “lava la cara”.
En ese contexto, no es raro que el gobierno de Estados Unidos haya decidido abandonar el Consejo, como lo reafirmó Mike Pompeo al comentar los sucesos de esta semana en su cuenta de Twitter: “La elección de China, Rusia y Cuba para el Consejo de Derechos Humanos de la ONU valida la decisión de Estados Unidos de retirarse del mismo en 2018 y utilizar otras vías para proteger e impulsar los Derechos Humanos”.
Decisiones como esta, tomada por razones políticas en el seno de la ONU, justificando sin ningún viso de vergüenza actitudes reprochables y que van en contra de lo que ellos mismos dicen defender, son las que hacen cada vez más intrascendente la existencia de un foro como las Naciones Unidas.
Si no pueden, o no quieren, defender ni siquiera lo que plantean como los principios que dicen defender —por equivocados que puedan estar—, ¿cómo esperan que la población del mundo los vea como una organización digna de respeto? Peor aún, ¿cómo tienen el descaro de pedir que los ciudadanos del mundo los mantengan?
Ante sucesos como estos, considero que es hoy más importante que nunca la defensa férrea de los derechos individuales de todas las personas —de todos los seres humanos, pues— en contraposición de esa tergiversada idea de derechos humanos que hoy se tiene, que ha servido para justificar algunos de los peores abusos en contra, precisamente, de los derechos individuales de muchas personas. El respeto a los derechos individuales de todas las personas no debe ser un instrumento político.