IDEAS

¡No a más terroríficas reformas fiscales!

Como despedida de esta administración, la SAT está promoviendo una propuesta de reforma fiscal que busca convertir a esa superintendencia en la extorsionadora perfecta para exprimirle hasta el último centavo a los tributarios. La voracidad de los funcionarios para quitarle lo más que puedan a los ciudadanos solo es comparable al desenfreno conque roban todo lo que pueden de ese dinero que primero le extrajeron a los tributarios.

Durante meses la estuvieron “cocinando”, tratando de mantenerla en secreto, aunque no se podían contener y varias veces dieron a entender sus funestos propósitos. Hace poco el secreto ya no se sostuvo y empezó a circular la terrorífica propuesta —sí, de terrorista—. La primera reacción de los funcionarios fue negarlo todo, que era una artimaña de grupos que querían “promover el caos durante las elecciones”.
Pero esa farsa tampoco les duró, así que a las pocas horas tuvieron que reconocer que sí estaban preparando una propuesta, pero que “no era tan mala” como se decía y que iba a beneficiar sobremanera a los tributarios. Hasta sacaron toda una lista de las supuestas bondades de la propuesta, con la que engañaron a los tontos útiles de siempre. Esas supuestas bondades son solo el dulcito, pero que tiene un gran mazo detrás.

Como ejemplo de los dulcitos, amplían el plazo para cumplir con los requerimientos de la SAT de tres a diez días. Pero no le dicen que también amplían los poderes de los funcionarios para espiar hasta el último de sus movimientos, incluso en el extranjero, al grado que poco falta para que les den “licencia para matar”, a lo James Bond. De hecho, se puede argumentar que varias de las reformas son inconstitucionales —aparte de abusivas— pero como en esos temas las Cortes que hemos tenido recientemente no pueden ocultar su sesgo estatista, no extrañaría que volteen la vista y las dejen pasar.
Pero la presión siguió creciendo en contra de la terrorífica propuesta hasta el punto de que el Miércoles Santo, ya en horas inhábiles, la SAT publicó un mensaje en sus redes sociales en el que acusaba a Guatemala Inmortal “y otros actores políticos” de estar levantando falsos porque, argumentaron, “ni el Ministerio de Finanzas ni la SAT están promoviendo a escondidas una Reforma Tributaria Impositiva”. Y concluyeron su mensaje de Semana Santa indicando que “durante el actual período de Gobierno no se presentará ninguna Reforma Tributaria”.

' La voracidad de los funcionarios para quitarle lo más que puedan a los tributarios solo es comparable al desenfreno con que luego lo roban.

Jorge Jacobs

Con esta conclusión creería uno que ya se murió el proyecto y podemos descansar, pero, si algo hemos aprendido a lo largo de la historia, es que los funcionarios y políticos siempre van a querer quitarle más dinero a los tributarios, sea para gastarlo, para despilfarrarlo o para robarlo, pero nunca se saciarán. De allí que, aunque los funcionarios juren y perjuren que ya no van a seguir con su proyecto de reforma tributaria, no hay que bajar la guardia, porque seguramente encontrarán una forma de resucitarla.
Lo más lamentable es que la voracidad haya enceguecido de tal manera a los funcionarios que están dejando pasar la gran oportunidad que tienen de simplificar el sistema tributario, ahora que tienen el control absoluto de todas las transacciones a través de las facturas electrónicas en línea (FEL). Como he propuesto desde hace años, la ruta a seguir debiera ser generalizar el régimen simplificado del ISR a través de reducir su tasa —he propuesto que al 3 por ciento— de tal suerte que la mayoría de las empresas se pasaran a ese régimen ya que terminarían pagando más o menos lo mismo que ahora pagan, solo que sin todas las complicaciones actuales.

En lugar de ello, los funcionarios se han empecinado en incrementar la tasa al 7%, obligando a la mayoría de las empresas a mantenerse en el engorroso, complicado y absurdo régimen general actual. Lástima, una oportunidad perdida más en el altar de la insensatez.

ESCRITO POR:

Jorge Jacobs

Empresario. Conductor de programas de opinión en Libertópolis. Analista del servicio Analyze. Fue director ejecutivo del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES).

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