Catalejo
Oportunidad en la visita a Washington
La visita a Washington fue exitosa al ser recibido Arévalo por Harris, primero, y luego por Biden, pero urgen frutos.
No estuvo exenta de alabanzas y de críticas internas la visita de Bernardo Arévalo a Washington, conocida más o menos a última hora, y donde primero fue recibido por la vicepresidenta Kamala Harris y luego, aparentemente sin estar en el programa, por el presidente Joe Biden. Es notorio ver cómo en ambos lados del espectro político guatemalteco hay motivos ideológicamente motivados para expresarse acerca de un viaje cuya principal ventaja es darle al mandatario guatemalteco la oportunidad de realizar su segunda visita en el campo internacional, donde evidentemente se siente con mayor comunidad por su amplia experiencia como funcionario internacional y como diplomático nacional de alto nivel, donde tiene mayores oportunidades de obtener éxitos.
La visita a Washington fue exitosa al ser recibido Arévalo por Harris, primero, y luego por Biden, pero urgen frutos.
Quienes lo adversan, a veces con fruición, no tardaron en considerar un yerro diplomático y criticarlo con fuerza por haber aceptado ser recibido por la vicepresidenta, siendo él presidente. En efecto, no hubo reciprocidad en la importancia de los cargos, pero la realidad política debe señalar como un triunfo esa reunión en la Casa Blanca, aumentado con la realizada en el salón oval, oficina del presidente estadounidense. Quienes lo apoyan vieron esto como algo de menor importancia al hecho en sí de la visita y a los temas de la conversación, y consideraron muy positiva la segunda visita. A mi juicio, lo más importante son los resultados tangibles de las promesas estadounidenses, las cuales necesitan ser analizadas en sus detalles, condiciones y calendario.
Coincido con quienes no aprueban el discurso en inglés del mandatario guatemalteco. Algunos lo consideran una cortesía, pero el idioma usado en estas circunstancias debe ser de cada uno para evitar errores en los conceptos o los vocablos utilizados. Y con ese fin y para evitar errores de quienes traducen las mutuas palabras, es necesario tenerlas escritas, para de esa forma tener el beneficio adicional de repartirlas a la prensa previamente en algunos casos. Esta acción no se relaciona en nada con la capacidad idiomática de alguna lengua extranjera. Pero. En fin, ya no puede hacerse nada y sólo debe quedar la duda de por qué la cancillería no insistió en el uso de los intérpretes, aunque para suerte del país no se registró algún problema.
Históricamente, me parece ser la primera de una conversación de un mandatario guatemalteco con las dos máximes autoridades del estado estadounidense. La situación interna se ha solidificado en algunas áreas, pero la debilidad presentada en algunas es preocupante porque apenas van 75 días del total de 1,451. Cuando se cumplan los cien días de gobierno habrá posibilidad de establecer una tendencia, sobre todo si es negativa, por lo cual se debe esperar. Ya han comenzado a haber algunos cambios en la cúpula de funcionarios oficiales, como era de esperarse y esto puede unirse a la imagen positiva obtenida en los viajes por los países de alguna o varias maneras importantes para Guatemala.
La colaboración de la comunidad foránea fue fundamental para evitar la realización de los diversos planes y presiones provenientes de todos lados, con la meta de anular el resultado oficial aprobado por el TSE. No se debe olvidar, sin embargo, la vigilancia mantenida por esos países, en especial sobre la integración de los equipos de gobierno y las actuaciones de la Corte de Constitucionalidad y de la Corte Suprema y el Ministerio Público, todas ellas en manos de los adversarios y dispuestos a aprovecharse de la poca experiencia del oficialismo y de quienes dentro de este no quieren aceptarlo. La lucha, entonces, tiene tanta importancia a lo interno como con el mundo exterior y sobre todo de los países amigos, quienes podrían cansarse.