Catalejo

Peligro para todo el país hace llamar a la cordura

La tragedia actual obliga a llamar a ciudadanos probos, fuera de la política, a entrar al relevo de las cooptadas instituciones.

Se ha dicho muchas veces, pero cada vez se evidencia más: Guatemala es una nave a la merced de gente cada vez más dispuesta a hacerla colisionar contra las rocas, en medio de corrientes de un agitado mar en un oscuro atardecer. El naufragio causará la muerte de miles, en sentido directo o figurado, mientras los pasajeros pierden la confianza y ya están arrepintiéndose de haber abordado, otra vez, un barco también mal dirigido, pero por razones distintas. Ante este desastre, la principal lucha ciudadana es el retorno de la cordura, prudencia, buen juicio, seso, iniciada con la decisión de separar a los guatemaltecos en dos nuevos y únicos grupos: quienes están por convicción están hartos de tantas aberraciones político-güizachescas, y quienes las apoyan por interés.  

La tragedia actual obliga a llamar a ciudadanos probos, fuera de la política, a entrar al relevo de las cooptadas instituciones.

Esta decisión es ajena a criterios politiqueros o de pseudoideologías, para ajuste aplicadas sin criterio racional alguno. En este momento, la señora Porras es la figura politiquera con mayor poder real, autoasignado. Su discurso se ha vuelto  áspero, más malmodoso, convencida de ser la depositaria de la única forma de interpretación legal —la propia—  y con una serie de actividades ajenas a su trabajo de investigación de delitos. Es un juicio selectivo: ninguno de los funcionarios de Giammattei, su gran amigo, está siendo juzgado. Quienes van a juicio, son absueltos. No responde a las justificadas preguntas de por qué actúa de esa manera. Aplicando el axioma “la mejor defensa es el ataque”, no cesa en hacerlo cuando recibe críticas y poco a poco está despertando el miedo ciudadano.

Por su parte, Bernardo Arévalo no ha querido utilizar su poder constitucional para despedirla, ante la nulidad ipso jure de los cambios logrados por Sandra Torres hace algunos años para blindar al jefe del MP, e insiste en buscar caminos legales tanto inaplicables como inefectivos por depender de la decisión del Congreso, la Corte Suprema y la de Constitucionalidad, verdaderos campos minados para él. Lo ocurrido esta semana, vale la pena insistir, es una prueba de cómo actuarán  sus “aliados” (por suerte, no sus enemigos”). El Congreso perderá el tiempo durante semanas y casi todos sus integrantes no quieren entender las consecuencias para el país de sus acciones. De la CC y la CSJ, es un desperdicio de espacio hablar. Pertenecen a los fanáticos y ciegos.

Ante esta patética realidad, llegó el momento de exigirle a todos los funcionarios mencionados actuar con cordura y pronto. La Ley es un estorbo: unos hacen su santa voluntad y los otros la emplean con una forma de increíble confiabilidad, casi de inocencia. La actual Ley de Partidos Políticos, manoseada hasta el hartazgo, necesita ser sustituida, pero hacerlo por los actuales diputados es un chiste de mal gusto. El interés nacional es superior al de cualquiera, tanto en lo político como en lo ideológico. De nada sirve a ninguno de los políticos y sus seguidores fanatizados obtener una victoria. El símil con un barco en esta ocasión es estar lleno de miles de agujeros por donde entra el agua a todo lo largo. A esto se agregan las posibles actividades de funcionarios.

Llaman la atención las últimas actividades de Porras: palabras irrespetuosas al presidente, visitas a poblaciones, con fotos, videos y redes sociales, asistencia a reuniones gremiales, respuestas inmediatas a las acciones gubernativas. Parece ser el inicio de una campaña de imagen para promocionarse como candidata a las siguientes elecciones, porque si hay un final abrupto del período presidencial, ella puede renunciar al cargo y participar como candidata de algún partido anteriormente oficialista. Suena a una imposibilidad, pero las  realidades ya mencionadas podrían permitirle terminar el período en dos años y comenzar oficialmente la tácita campaña de sus discursos, su presencia en actividades de  todo tipo para presentarla en el tambaleante teatro electoral.   

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.