POR LA LIBERTAD

Un semáforo obsoleto

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El pasado domingo 23 de enero, el semáforo del covid-19 que el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS) y el gobierno de Guatemala instauraron en 2020 indicaba que estaríamos en rojo por las siguientes dos semanas. Según ese semáforo, casi nada se podría hacer. Sin embargo, el MSPAS atinadamente emitió un comunicado cambiando algunas reglas del juego y se permitieron muchas actividades, entre las cuales estaban las de asistir presencialmente a clases.

' Con la nueva variedad de covid-19, la ómicrón, el semáforo se ha vuelto obsoleto.

Ramón Parellada Cuadrado

He sido muy crítico con las medidas restrictivas que los gobiernos de todo el mundo han impuesto a los habitantes de sus países. Esto no significa que no considere que el covid-19 es un virus peligroso, especialmente para gente de mayor edad que tiene ciertos factores de riesgo. Pero desde esta columna he defendido, en todo momento, la libertad y responsabilidad individual. Haber restringido tanto la vida de los habitantes de una gran mayoría del mundo ha causado otro tipo de problemas, como los psicológicos en los niños y adultos, quiebra de empresas, falta de ingresos de mucha gente que vivía al día, desesperación, suicidios, y muertes por otras enfermedades no atendidas en su momento por enfocarse solo en covid-19.

El 19 de este mismo mes se publicó un excelente artículo en la famosa revista de medicina Lancet: covid-19 will continue but the end of the pandemic is near (El covid-19 seguirá, pero el final de la pandemia está cerca) por Christopher J. L. Murray. (https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(22)00100-3/fulltext). En este artículo bien documentado se afirma que ómicron es de baja patogenicidad/mortalidad. Quiero hacer énfasis en algunos párrafos del artículo y por considerarlos muy importantes los comparto con mi libre traducción:

“Sorprendentemente, los modelos IHME1 sugieren que la intensidad de transmisión de ómicron es tan alta que las acciones políticas, por ejemplo, aumentar el uso de mascarillas, expandir la cobertura de vacunación en personas que no han sido vacunadas o administrar terceras dosis de vacunas covid-19, tomadas en las próximas semanas, tendrá un impacto limitado en el curso de la onda ómicron”.

“Es probable que las acciones para aumentar las pruebas de sars-CoV-2, por ejemplo, aumenten la interrupción al excluir a más personas del trabajo o la escuela, pero es poco probable que afecten el curso de la ola de ómicron. Es necesario replantear las estrategias de control de la covid-19. Dada la velocidad y la intensidad de la onda ómicron, en mi opinión, los esfuerzos por rastrear el contacto parecen ser inútiles”.

“El covid-19 se convertirá en otra enfermedad recurrente que los sistemas de salud y las sociedades deberán gestionar”. “La era de las medidas extraordinarias de gobiernos y sociedades para controlar la transmisión del sars-CoV-2 habrá terminado. Después de la ola de omicrones, el covid-19 volverá, pero no la pandemia”.

Con la nueva variedad de covid-19, ómicron, el semáforo se ha vuelto obsoleto. Considero que debe eliminarse ya, así como todas las medidas restrictivas, y se debe volver a la normalidad lo antes posible. Cuanto antes eliminemos todas las reglas que ya no tienen sentido, antes recuperaremos varios sectores que han sido muy afectados y causado quiebras y desempleo como el de turismo.

El Reino Unido ya desactivó las medidas estrictas anteriores y regresó a la normalidad. Otros países lo están siguiendo. Algunos científicos ya enunciaron: “Ómicron es una bendición velada” (Blessing in disguise). Entre los contagios masivos y los vacunados se alcanzará pronto el nivel de inmunidad de rebaño. Será el fin de la pandemia.

ESCRITO POR:

Ramón Parellada

Empresario. Catedrático universitario. Director del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES).