EDITORIAL

A Rodas y adláteres no les importa Guatemala

Parece estar de moda la indolencia, la tozudez, la incuria de funcionarios que se hacen los locos sobre públicas, manifiestas y reiteradas muestras de rechazo a su permanencia en un cargo. Esto es especialmente afrentoso en el caso del exfutbolista Jorge Rodas, quien preside la directiva del Comité Olímpico Guatemalteco, impuesta por una Corte de Constitucionalidad (CC) de claras, públicas, manifiestas y reiteradas afinidades con el anterior gobierno y legislatura. En diciembre del 2022 la CC ordenó la toma de posesión a una planilla que fue electa bajo un reglamento desaprobado por el Comité Olímpico Internacional (COI), máximo rector de la actividad y participación deportiva internacional en diferentes disciplinas.

Guatemala está suspendida de toda participación oficial olímpica desde el 15 de octubre del 2022 debido a que la CC dejó también en suspenso varios artículos de la Ley del Deporte solicitados por el COI a fin de transparentar los procesos de elección de directiva. Tal actualización no le convenía a la planilla de Rodas y compañía, que tenía el aval del anterior oficialismo. La planilla rival ganó en elecciones con los nuevos estatutos, pero tampoco tiene idoneidad. Ambos grupos deben renunciar a su pretensión y dar paso a nuevo liderazgo.

Mientras el país aún atestiguaba el asedio contra el proceso electoral y la intentona de entorpecer el relevo presidencial, el cuestionado directivo Rodas derogó, el 7 de diciembre, los códigos de ética y el reglamento electoral exigidos por el COI. El acuerdo apenas fue publicado esta semana en el diario oficial, pero es evidente que debe ser invalidado por su carácter dañino y también por ser un chanchullo porque solo fue avalado por 4 de las 41 federaciones deportivas nacionales.

Vaya fiasco, vaya “liderazgo” el que exhibe Rodas y toda su directiva, cuyos integrantes deberían dimitir por dignidad, por decencia y sobre todo, para abrir una pequeña grieta en ese muro que mantiene a Guatemala fuera de participación precisamente en el año de los Juegos Olímpicos. Es obvio que a dicha directiva y a su presidente no les importa Guatemala. Prefieren anteponer una ambición desaforada por encima de los intereses de decenas de seleccionados nacionales que participarán con bandera blanca, como si fueran refugiados o apátridas. En realidad, sí, son rehenes de la desfachatez de un grupito al que solo le interesa manejar millardos de quetzales del situado constitucional.

Es necesario que la ciudadanía guatemalteca reclame este inaceptable abuso de Rodas y adláteres, que es el último estertor de un régimen que quería abarcarlo todo, todo, todo. Todas las instituciones y empresas que tienen la tradición de apoyar al deporte nacional deben manifestar públicamente su rechazo al escuálido pacto firmado por menos del 8% de federaciones. Tanta procacidad en una materia tan pública y relevante resulta ofensiva y solo pone en evidencia la desesperación por retener cargos inviables.

La CC tácitamente reconoció su yerro al resolver, el 2 de octubre del 2023, la validez de la Carta Olímpica y, por ende, la vigencia del estatuto que hace ilícita la estadía de Rodas y su séquito. El 8 de diciembre, un día después del falaz decreto, el COI prohibió a Rodas usar propiedades olímpicas, actuar o firmar como “presidente del COG”. Parece que Rodas quiere llevarle la contraria a todos, incluida la CC —que debe pronunciarse— y conducir a una expulsión definitiva del olimpismo. Es evidente que no le importa Guatemala ni los deportistas nacionales, y eso es deleznable.

ESCRITO POR:

ARCHIVADO EN: