EDITORIAL

Ansiado retorno debe ser cauto y responsable

La presentación de un plan para reactivar las actividades nacionales de acuerdo a una hipotética tendencia de reducción en las cifras nacionales de casos de covid-19 constituye una luz al final del túnel, mas no la salida, por lo que debe manejarse con la debida cautela y, por supuesto, con la mejor esperanza de poder conseguir la reducción en la curva de contagios. Sin embargo, esto no ocurrirá de manera espontánea ni se configurará de acuerdo a un cronograma establecido. Las fases del plan dependen de un conjunto de indicadores que a su vez solo se podrán conseguir a través de acciones unánimes.

Podría afirmarse que el país pueda acercarse al umbral de la fase cero, de preparación para la paulatina salida del confinamiento, la cual trae una relativa relajación de las medidas actuales. Esto significará un alivio para la ciudadanía, que tendría más posiblidades de movilidad, pero siempre con las debidas precauciones sanitarias. Cuando comience, deberán mantenerse en descenso las notificaciones de casos sospechosos, y en alza la recuperación de pacientes críticos. Solo bajo esta condición se podrá entrar a la primera fase concreta de la desescalada.

No hay que cantar victoria, porque para que ello ocurra es necesario contar con la participación activa, consciente y responsable de cada ciudadano, que debe poner en práctica los cuidados higiénicos y mantener costumbres de prevención, mismas que se han repetido muchas veces, a través de todos los medios, desde el comienzo de la pandemia y aun así muchos descuidan. El lavado constante de manos con agua y jabón, el uso correcto de mascarilla y mantener la distancia segura son interdependientes. Una sin las otras no sirve. Debilitar una golpea a las otras.

Con la entrada en funcionamiento de la Comisión Nacional contra el Coronavirus se espera que queden subasanadas las carencias de equipo de protección, contrataciones, pago de personal hospitalario y las coordinaciones interministeriales para tratar de lograr, a la mayor brevedad, con eficiencia e higiene, el paso cero del plan.

Sectores productivos como la construcción o el comercio ya cuentan con protocolos de acción preventiva para intentar retomar con mayor fuerza sus actividades. Poco pueden hacer en tanto no se regularice el transporte público que a su vez conlleva la estructuración de protocolos de ingreso, controles de aforo, espacio de seguridad personal y la debida desinfección, en un ejercicio colectivo que supondrá costos económicos, replanteamiento de metas y una cultura prudente de movilización.

La ansiada primera fase incluye el retorno de actividades en la industria de restaurantes, las actividades deportivas y un comienzo de ocupación de alojamientos turísticos, pero para llegar a ella, nuevamente debe ser sostenida la reducción de pacientes y pruebas practicadas. Sobre el texto propuesto por el Gobierno dura 14 días, pero podría ser un lapso mayor debido a la posibilidad de repuntes. Las fases dos y tres prevén, obviamente, una mayor intensidad de las actividades públicas, sociales, económicas e incluso culturales, pero en este momento todavía es muy temprano referirse a ellas.

El país se encuentra dentro de un período crítico, cuya incertidumbre se ve prolongada a causa de algunos eventos como una manifestación ocurrida la semana anterior o las emergencias climáticas que afectan a comunidades del país, en cuya atención debe tomarse en cuenta el riesgo de focos de propagación.

ESCRITO POR:

ARCHIVADO EN: