EDITORIAL

Asamblea y COI llegan a la meta antes que la CC

Guatemala cuenta con un enorme potencial de talentos deportivos en diversas ramas.

A 21 días de que se cumpla un año de la presentación de un desistimiento de denuncia del Tribunal del Deporte Federado ante la Corte de Constitucionalidad, esta anunció que hoy resolvería ese recurso. Fue notoria la parsimonia en comparación con otros asuntos en los cuales la CC hizo gala de oficiosidad. Llega tarde, porque se le adelantó la asamblea general del Comité Olímpico Guatemalteco, que con voto unánime de 28 representantes presentes, de un total de 34, decidió el sábado 16 de marzo último desconocer al comité ejecutivo encabezado por el exfutbolista Jorge Rodas. La propia CC ordenó dar posesión a Rodas el 2 de noviembre del 2022, pese a que ya Guatemala estaba suspendida por el Comité Olímpico Internacional desde el 15 de octubre de ese año, a causa de un fallo del mismo tribunal, que dejó en suspenso estatutos requeridos por el COI, que fueron impugnados mediante la denuncia de la cual se desistió en abril del 2023.

A causa de la suspensión, los atletas guatemaltecos compitieron bajo bandera blanca, como apátridas, y no pudieron cantar el himno nacional para festejar medallas ganadas. Diversos sectores nacionales demandaban una solución al inédito entuerto. El 4 de octubre del 2023, casi al año de la sanción, la CC resolvió que el estatuto y la Carta Olímpica no reñían con la Constitución de la República y que tenían plena vigencia.

Aun así, Rodas y adláteres siguieron detentando los cargos. El 8 de diciembre, el máximo ente rector del deporte mundial dirigió una carta a la directiva apócrifa, ya en plena extemporaneidad, advirtiendo que les quedaba prohibido utilizar cualquier emblema olímpico o arrogarse cargos. Quizá tenían esperanzas, al igual que ciertos grupúsculos, de que no hubiese relevo de autoridades el 14 de enero, a causa del asedio al proceso electoral.

Fue llamativo que ni el Ejecutivo ni el Congreso previos se pronunciaron en contra de los desatinos que llevaron a la suspensión. El 5 de febrero, el comité no olímpico derogó el código de ética y el reglamento electoral, un desatino a todas luces visceral, desafiante y desesperado en un contexto político totalmente distinto. Rodas negó nexos con el anterior oficialismo, pero tanta palanca legal fue notoria, así como la tardanza de marras.

Ayer, también saltó alto el Comité Olímpico Internacional, al anunciar el levantamiento provisional de la suspensión al Comité Olímpico Guatemalteco para que los atletas puedan desfilar bajo la azul y blanco. Debe quedar claro que esa resolución en favor del bien común de los deportistas no debería verse como un cheque en blanco para la otra planilla, encabezada por Gerardo Aguirre, cuya disputa de poder contra Rodas se convirtió en el caldo de cultivo de una inédita suspensión. El deporte olímpico guatemalteco merece cuadros directivos renovados, visionarios, anuentes a la cuentadancia y que en efecto prioricen la inversión social en nuevas instalaciones deportivas, que mejoren los procesos de preparación y apoyo, que impongan un régimen de transparencia en el uso de recursos en las directivas de federaciones. Guatemala cuenta con un enorme potencial de talentos deportivos en diversas ramas, incluso a pesar de las brechas y limitaciones que impone la situación socioeconómica, sobre todo en la provincia. A la larga, no se trata de una carrera para ver quién infla más ego, sino de un trabajo en equipo, con procesos abiertos al escrutinio ciudadano y con dirigentes que ansíen triunfos de nuevas generaciones de deportistas. El desfile de la delegación guatemalteca en la inauguración de los Juegos Olímpicos de París, el 26 de julio próximo, debe marcar un hito para que nunca más se repita una pugna tan dañosa e inútil.

ESCRITO POR:

ARCHIVADO EN: