EDITORIAL

Cada día sin vacuna hace peligrar más vidas

La incertidumbre es la madre de las ansiedades, reza un dicho popular, que expresa muy bien lo que está ocurriendo con las vacunas anticovid-19 en el país. Se anunció la llegada de los primeros lotes para finales de enero, adquiridos con el mecanismo Covax, de Naciones Unidas, el cual se ha visto rebasado por la demanda mundial de dosis, la limitada disponibilidad y algún probable exceso de confianza del gobierno guatemalteco, que cifró en este sistema todas las esperanzas para obtener el fármaco.

Donaciones de Israel (cinco mil dosis) e India (cien mil dosis), en febrero, aliviaron un poco el predicamento de las autoridades gubernamentales, que se vieron evidenciadas en cuanto a la falta de un liderazgo claro para efectuar un pedido oportuno. En comparación, países como El Salvador han recibido cinco veces más dosis porque gestionaron adquisiciones de manera más eficiente. No fue sino hasta el 11 de marzo que llegaron las primeras vacunas a través de Covax.

La expectativa inicial de la población se ha ido diluyendo entre las contradicciones y el desencanto, sobre todo porque Salud ha reconocido que no tienen la menor idea de cuándo recibirán nuevos pedidos. Hace apenas 25 días anunciaba el Gobierno que compraría 16 millones de vacunas rusas Sputnik V, de las cuales se espera para el fin de semana un primer envío de cien mil dosis. Así también está programado para hoy el arribo de 321 mil dosis de Astra Zeneca provistas por Covax. Se trata de cargamentos alentadores, mas no suficientes, y por eso el Gobierno no debería promocionar el arribo de estos medicamentos como logros, pues no lo son. En todo caso se pagan con el dinero de la ciudadanía.

Lo preocupante es que, a este ritmo, inmunizar a la población económicamente activa podría tardar de dos a tres años, tiempo que a sula vez representa un altísimo costo de oportunidad, debido a la alta cifra de vidas en riesgo y al efecto que esto tiene sobre la recuperación de la economía. Si bien está por comenzar la fase 2 de vacunación, que incluye a adultos mayores de 70 años y a personas arriba de 50 con enfermedades crónicas, la logística y alcance de ese proceso son todavía imprecisos. Existe poca difusión sobre los puestos de vacunación y hay riesgo de que no se logren recibir a tiempo las dos dosis requeridas, con lo cual se anularía el esfuerzo.

Los registros detallados de quienes han recibido la vacuna son también exiguos, primero por la falta de un padrón claro, luego por los problemas en el Sistema de Información Gerencial de Salud (Sigsa) y por incidentes en los cuales adultos mayores acudieron a centros de vacunación sin que les correspondiera todavía recibir la dosis. A unos se les administró el fármaco y a otros no, sin que hasta el momento ninguna autoridad haya aclarado cuál fue el criterio utilizado.

Es urgente que el Ministerio de Salud divulgue por todos los canales posibles la metodología de distribución de las vacunas en los 22 departamentos, establecer un claro orden de citas, para evitar aglomeraciones contraproducentes; guardar un registro de los recipiendarios. que a la vez deberán recibir imperativamente la segunda dosis a tiempo, para que sea efectiva. Asimismo, es necesario aclarar los términos con los proveedores de la Sputnik V, a fin de fijar plazos perentorios que contribuyan a poner fin a la incertidumbre, que hace tanto daño como la creación de expectativas que no se cumplen.

ESCRITO POR:

ARCHIVADO EN: