EDITORIAL

Casos bajo investigación y prioridades de Salud

El monitoreo epidemiológico del país se enfocó, la última semana de enero, en el reporte de al menos 39 casos de un extraño padecimiento neurológico manifestado en cierta parálisis parcial y temporal de extremidades, así como pérdida de reflejos, muy similar al síndrome de Guillain-Barré, pero cuya causa se desconoce. Personal especializado se desplazó a la región donde se focaliza la mayoría de casos, específicamente en Retalhuleu, Huehuetenango y Suchitepéquez. Solo en este último departamento se reportan 35 de los pacientes. Cabe señalar que a 27 de estos ya se les dio egreso hospitalario, lo cual puede ayudar a reducir la psicosis. Durante las próximas festividades de carnaval en Mazatenango se redoblará el monitoreo, para tratar de identificar factores de riesgo.

Como parte del análisis se descartó que los afectados hayan estado infectados de dengue, zika, chikungunya e incluso covid-19. Sin embargo, el virus del dengue constituye en sí mismo un amplio y extendido riesgo, debido a la proliferación de zancudos en regiones costeras. Hasta noviembre de 2023 se contabilizaban 64 mil casos y, más preocupante aún, la mortalidad aumentó un 500% respecto del año anterior, porque en 2022 se reportaron 16 decesos y en 2023 hubo al menos 89 fallecimientos: emergencia que demoró demasiado en ser declarada, pues solo sucedió hasta agosto y, dado el impacto, se trazaba prolongarla hasta marzo.

En efecto, se viene la temporada veraniega, en la cual aumenta el desplazamiento de turistas, sobre todo a las playas del sur, lo cual amerita la revisión de protocolos de erradicación de zancudo. Fue muy notoria en 2023 la aparición de casos en Chiquimula y Zacapa, por lo que el plan debe ser integral.

Y ya que se habla de integralidad, el Ministerio de Salud debe comunicar, a la brevedad posible, las estrategias que se plantean para elevar los niveles de vacunación infantil. Lo ideal, según la Organización Mundial de la Salud, es un 95% de cobertura; sin embargo, Guatemala logró solo un 72% a finales de 2023. Esta cifra es un promedio y existen brechas preocupantes que amenazan seriamente la salud infantil. Por ejemplo, la poliomielitis es una enfermedad que puede dejar secuelas incapacitantes de por vida. Solo a un 80% de niños se le aplica la primera dosis y solo 65 de cada cien reciben el refuerzo.

Al analizar la cobertura por región, existen disparidades que deberían preocupar a los padres responsables para buscar la inmunización de sus hijos. La vacuna BCG —contra la tuberculosis—, solo cubrió a tres de cada cuatro infantes, pero en el departamento de Izabal únicamente alcanzó a dos de cada cuatro. La hepatitis B es otra afección que puede ser devastadora e incluso mortal. Existe vacuna para prevenirla, pero a escala nacional solo está cubierto el 66% de niños, y en Izabal, solamente el 26%.

La pandemia fue un factor causante de la caída en la vacunación, no solo por las limitaciones de servicios médicos, sino por las absurdas polémicas y mentiras virales impulsadas por grupos de charlatanes antivacunas covid. Ello generó un ruido totalmente innecesario respecto de la inmunización infantil, totalmente inocua y de demostrada efectividad. La ciudadanía responsable juega un papel fundamental en la investigación de causas del reciente síndrome neurológico, pero también de viejas amenazas que se ciernen sobre nuevas generaciones. Las autoridades deben proporcionar los insumos y la logística, pero son los padres los responsables de proteger o mantener vulnerables a sus hijos.

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