EDITORIAL

Combate a mafias es un desafío continental

La captura de sicarios colombianos, supuestos asesinos del candidato presidencial ecuatoriano Fernando Villavicencio, ocurrido el 9 de agosto, recuerda el magnicidio del presidente haitiano Jovenel Moïse, en un ataque en su residencia, en julio del 2021, y en el cual también quedó al descubierto una red de mercenarios al servicio de mafias del crimen organizado. El video de un supuesto cartel de narcos encapuchados atribuyéndose el hecho puede, por una parte, confirmar esas suposiciones o bien suscitar nuevas dudas de la autoría intelectual.

Partidarios de Villavicencio se apresuraron a señalar, en las horas siguientes al trágico hecho, al expresidente Rafael Correa, condenado a nueve años de prisión y exiliado en Bélgica. Correa dijo en un video, días antes del asesinato, “nuestra venganza personal será contundente”, que fue interpretado por muchos como una velada amenaza. De hecho, Villavicencio fue perseguido por sus denuncias de corrupción contra el gobierno de Correa y tuvo que irse al exilio. El exmandatario expresó sus condolencias a la familia y criticó al gobierno ecuatoriano por haberlo convertido en lo que denominó “un Estado fallido”.

La consternación es continental, pero así también debe ser el firme rechazo a la violencia y a las redes criminales detrás del mortal atentado contra el candidato y contra la democracia. La mayor parte de cargamentos de droga que llegan a Guatemala con rumbo a México se embarcan desde Ecuador, aunque provengan de Colombia o Venezuela. La promesa de combate a dicho trasiego y a la corrupción que genera habría sido el detonante del asesinato de Villavicencio. El mandatario haitiano Moïse también investigaba mafias de armas y drogas.

Es obvio que existe un complot para desestabilizar al Ecuador, a través del terror y la desesperanza, para atizar la ingobernabilidad. En efecto, el mensaje implícito en tan artera ejecución pública es el de crear la sensación de que nadie está a salvo. El propio presidente de Ecuador Guillermo Lasso también se vio envuelto en la polémica al atribuir una motivación política cuando apenas habían transcurrido pocas horas del hecho. En todo caso, se pone a prueba la institucionalidad y la convicción democrática del pueblo de Ecuador, que no debería permitir que este suceso se convierta en caldo de cultivo para caudillismos intolerantes como el de Correa y adeptos.

En las elecciones del 2019 fue capturado el candidato presidencial de la extinta Unión del Cambio Nacional, Mario Estrada. Además de ser confeso por narcotráfico, habría provisto información del intento por asesinar a una figura del ámbito político en aquel momento. Por desgracia es constante el peligro de infiltración de capitales sucios en la política municipal y distrital. En el reciente proceso electoral intentó inscribirse como candidato a diputado el expresidenciable Manuel Baldizón, quien purgó prisión en EE. UU. tras admitir que lavó dinero de narcotraficantes.

En Ecuador es una denuncia recurrente la colusión de ciertos alcaldes con grupos del narco, sobre todo en localidades costeras. En Guatemala son apetecidos los cargos ediles en regiones del litoral y frontera, porque las bandas delictivas buscan tener marionetas enquistadas en el Estado. En algunos municipios lograron copar la plaza, en otros no. Por ello es tan fundamental la dignidad de funcionarios íntegros, en Guatemala y todo el continente, dispuestos a continuar el combate contra gavillas que se nutren con la zozobra, el terrorismo y la impunidad.

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