EDITORIAL

Cooperación laboral es alianza de mejora

La migración ilegal hacia el norte es un tópico que causa preocupación, debido a que ocasiona un éxodo de mano de obra en edad productiva, el cual expone a miles de guatemaltecos a ser víctimas de exacciones y violencia al cruzar sin documentos el territorio mexicano. Asimismo, constituye un negocio ilícito mediante el cual los coyotes amasan fortunas, a menudo a costa de la venta del único patrimonio que poseen las familias y que representa una pérdida total cuando el o los migrantes son detenidos en la frontera o mueren en el trayecto.

Por supuesto, hay que reconocer que a pesar de tratarse de una apuesta incierta y con riesgo de ser letal, constituye una medida desesperada, un recurso extremo frente al desempleo, la pobreza y las pérdidas agrícolas que asuelan varias regiones del país. Eso sí, deja familias separadas, hijos sin el cuidado de uno o de ambos padres y la consiguiente cauda psicológica, que a menudo deviene en un resentimiento que no se logra pagar con ninguna cantidad de dólares.

En ese entorno resulta valiosa la apertura migratoria emprendida por países como Canadá, inicialmente, y ahora Estados Unidos, a través de programas de visas temporales de trabajo que permiten a guatemaltecos obtener contratos legales, supervisados por las autoridades. Esta apertura les permite agenciarse de ingresos y regresar con sus familias luego de un tiempo de servicio, el cual, según su desempeño, puede ser requerido de nuevo en época de cosecha. Cabe decir que ha sido en el sector agrícola en donde mayormente se han abierto espacios a la mano de obra guatemalteca, elogiada a nivel de selección de talento humano en otros países, por su responsabilidad y dedicación.

Está por finalizar el período como embajador de EE. UU. de Luis Arriaga, quien nació en Guatemala y a corta edad llegó a esa nación, por lo cual su gestión tenía ese matiz de circunstancia de origen, que mostró a través de la empatía con tradiciones y expresiones culturales guatemaltecas. Precisamente por ello resulta una especie de colofón muy simbólico para su misión el anuncio difundido el jueves último por el Departamento de Estado y la cancillería guatemalteca, acerca de la ampliación del programa de visas H2, el cual ya había abierto oportunidades de trabajo temporal agrícola pero ahora se extiende a otros campos, como la construcción, con lo cual el potencial beneficio llega a más familias.

Estas oportunidades se abren bajo la debida protección de las leyes laborales estadounidenses en cuanto a seguridad laboral, remuneración, protección contra la discriminación o cualquier tipo de abuso, pues al ser migrantes legales poseen derechos inalienables.

El gobierno de Guatemala debe promover una fuerte campaña informativa, en español y también en idiomas mayas, garífuna y xinca, para que las personas interesadas puedan registrarse en el programa de Trabajadores Temporales en el Extranjero, el único canal para presentar la solicitud para este tipo de permisos. Lamentablemente, esta clase de anuncios suelen ser distorsionados y manipulados por bandas de estafadores que van a localidades de la provincia a ofrecer supuestas plazas, por las cuales cobran. Llegan incluso a establecer contrataciones en grupo, con el único fin de sacar dinero a los interesados, quienes descubren el engaño demasiado tarde. Esto ya ha ocurrido antes y, por lo tanto, debe evitarse que empañe tan benéficas alianzas.

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