EDITORIAL

Elección apresurada desnuda intereses

Se evidencia por sí sola la apresurada confluencia de intereses encadenados en el Congreso de la República y es tal la ansiedad entre los jefes de bloques aliados que hasta sesionaron en día feriado para acordar, para hoy, la elección precoz de la directiva para el 2021, un tema nimio si se compara con la retardada designación de magistrados de Corte Suprema de Justicia y salas de Apelaciones, que de nuevo queda en el último punto de agenda.

Es un secreto a voces la reunión de bancadas afines al oficialismo en la cual, incluso, se señala que habría participado el presidente de la República, de acuerdo con denuncias de la oposición. De ser cierto, sería muy sintomático que ahí sí acceda a persuadir, cuando no ha sido capaz de elevar la voz que su investidura le confiere para demandar el cumplimiento del fallo que obliga a elegir magistrados o la agilización de leyes económicas y de reactivación, so pretexto de que no desea caer en la injerencia de poderes.

La acumulación de pendientes legislativos no tiene precedentes y a ello se suma la discusión y aprobación del deficitario plan de gasto del Ejecutivo para 2021. Es un perfecto caldo de cultivo para amarrar apoyos mutuos. La actual directiva, anodina, ineficiente y desprovista de altura política merecería, en un Estado funcional y representativo, salir por la puerta de atrás de regreso a sus curules. Aun así se negocian los votos para darle otro año de aire y es donde cabe preguntar: ¿a cambio de qué tanta contemplación? ¿Serán algunas magistraturas de Cortes el botín escondido en una maleta de atrasos? O también, ¿acaso se prepara ya un listado confeccionado a la medida del contubernio como condición para aprobar el presupuesto y repetir el afrentoso arreglo de 2014 encabezado por las bancadas Patriota y Líder?

La conexión de los Q122 millones hallados en una casa de Antigua Guatemala con el exministro Jose Luis Benito -ahora declarado prófugo- detonó un inesperado foco de desasosiego, con su guerra virtual de señalamientos, burlas y defensas oficiosas en redes sociales. Todavía flota la duda sobre el verdadero motivo para reunir tan descomunal monto en efectivo, que por sus características furtivas evoca hipótesis de repartos millonarios de dinero a congresistas de anteriores legislaturas para facilitar su cooperación.

En este punto es necesario cuestionar a los partidos de oposición, que proclaman ideales democráticos, republicanos, de probidad y fiscalización, si estarán dispuestos a plegarse, a hacerse los desentendidos o simplemente lavarse las manos. Son agrupaciones que en campaña pregonan transparencia, cambio y la posibilidad de construir un nuevo país. Cuentan dentro de sus cuadros con empresarios, profesionales de prestigio y defensores de la institucionalidad, pero hasta ahora prima el mutismo y la inmovilidad.

Queda ver si los “acuerdos” se sostienen hoy y si los aliados consiguen imponer su directiva o si los opositores hacen gala del más filosófico sentido del término “político” y consiguen romper diferencias anodinas, rivalidades de método y hasta egocentrismos que no tienen cabida cuando lo que está en juego es la democracia. La misma ciudadanía puede volver a ser partícipe y protagonista al informarse responsablemente sobre las acciones de sus representantes, quienes de prometer transformación y cambio pasan a dar vergonzosos espectáculos fisiológicos a media calle.

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