EDITORIAL

Emprender es la vía

Ser emprendedor requiere, además de una buena idea de producto o servicio, un espíritu perseverante, a prueba de dificultades; integridad para cumplir todos los requisitos legales y responsabilidad para compartir las lecciones que dejan el éxito y el fracaso. La iniciativa de lanzarse a comenzar un negocio innovador puede verse nublada por factores económicos, sociales e incluso políticos. Obviamente se requiere de un sentido de previsión para anticipar algunas de esas barreras y enfrentarlas con creatividad y nuevos enfoques. El optimismo es fundamental, puesto que el éxito no necesariamente llega pronto. En el camino se hace necesario hacer adaptaciones, buscar apoyos y aprender a trabajar en equipo junto a otros emprendedores.

Experiencias de todo tipo se intercambiaron en la novena Cumbre Mundial de Emprendimiento, celebrada el 4 y 5 de junio últimos en La Haya, Holanda. Acudieron casi dos mil empresarios en busca de recursos para expandir sus negocios, ya establecidos, a otros países. Más de un centenar de inversionistas y entidades financieras participaron en conferencias, ruedas de negocios y talleres de innovación, a fin de lograr acuerdos de beneficio que lleguen a alcanzar a las comunidades en donde estas empresas se inserten como generadoras de empleo.

Este exitoso encuentro mundial, organizado por el Departamento de Estado de EE. UU. en cooperación con el gobierno de Holanda, fue escenario de grandes historias de superación personal, pero también de poderosos mensajes dirigidos a los gobiernos, que están llamados a crear programas sostenidos, eficientes y, sobre todo, transparentes, de apoyo a los micro y pequeños empresarios, especialmente a los más jóvenes, para asegurar mejores condiciones de empleabilidad y frenar con ello la migración.

Guatemala es un país caracterizado por el espíritu emprendedor de sus habitantes, sobre todo en el ámbito comercial. Desafortunadamente, muchas de estas iniciativas quedan varadas en la informalidad, con lo cual se privan de tener acceso a créditos, personería jurídica o seguridad social. Otras se ven lastradas por la falta de capacitación para crecer o la imposibilidad de gestionar recursos para la expansión. De hecho, en la cumbre hubo participantes de 140 países pero a diferencia de otros años, no hubo ninguno de Guatemala, debido a que ningún emprendedor logró cumplir con los estándares competitivos requeridos por los organizadores, entre los cuales figuran el dominio del idioma inglés y la claridad en el plan de negocios, que fueron sometidos a una exigente preselección. Esto pone de relieve la necesidad de más atención a este sector.

En el actual contexto electoral es notoria la falta de planes de los presidenciables para el sector del emprendimiento. Algunos que se creen muy listos cifran sus promesas etéreas en un hipotético gasto de infraestructura y construcción, sin tomar en cuenta que no todo el talento humano se sitúa en ese sector. Es esa miopía electorera la que ha lastrado el emprendimiento guatemalteco, el cual está a la vista por todas partes, pero necesita de una visión coherente, futurista, humana, ética y profesional de nación.

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