EDITORIAL

La libertad de prensa es fundamental

El 24 de octubre de 1902, una potente erupción del volcán Santa María afectó a Quetzaltenango y agravó la situación de los damnificados por el terremoto del 18 de abril de ese año. El dictador Manuel Estrada Cabrera ordenó que los periódicos no publicaran nada sobre la erupción, para evitar críticas a su gobierno, dado que, por razones de rivalidad política, había prestado muy poca ayuda para la reconstrucción de las viviendas golpeadas por el sismo. Invariablemente, los gobernantes han sido reticentes a la crítica, debido a que la óptica desde el poder suele tener filtros como las propias percepciones, las roscas de aduladores y también las características coyunturales y conveniencias políticas de cada período de gobierno. De hecho, algunos mandatarios o funcionarios llegan a tomar como un asunto de enemistad personal los señalamientos hacia el manejo del Estado emitidos por la prensa independiente.

Hoy 3 de mayo, en el Día Mundial de la Libertad de Prensa, es necesario resaltar que la necesidad de un periodismo libre e independiente no solo es un derecho que atañe a los comunicadores, sino a todos los sectores de la sociedad. Cada ciudadano se beneficia de la garantía de expresión. Los gobiernos dictatoriales como los de Venezuela o Nicaragua llegaron al poder por vías democráticas para luego comenzar a cercenar libertades, entre las cuales una de las primeras es la libre expresión, para luego trazar cercos económicos y aun legales a los medios críticos. En cualquier país en donde sectores afines al poder se presten para presionar a medios para imponer agendas complacientes, a la larga solo contribuyen a que se acreciente el peligro de regímenes autocráticos que destruyen la economía, ahuyentan las inversiones y fomentan la corrupción.

El Día de la Libertad de Prensa se conmemora en todo el mundo, cada 3 de mayo, desde 1993, para resaltar que si bien los ciudadanos pueden y deben participar en el debate público a través de redes sociales y otras vías facilitadas por la tecnología, también es clave contar con diversidad de medios de comunicación independientes. Su mayor activo es la confianza de la audiencia y, por lo tanto, son una vía para acceder a información veraz, propiciar el diálogo y buscar el bien común.

La libertad de prensa no es una concesión de los gobiernos, sino una obligación constitucional. La libertad de prensa no es un cheque en blanco, sino una responsabilidad que en Prensa Libre ejercemos hora tras hora, día tras día, año tras año, como un servicio a la ciudadanía. En el actual período electoral se ha dado especial importancia a la voz de la población mediante iniciativas como Cabildo Abierto, efectuado en las plazas centrales de los 22 departamentos. Los temas y exigencias son recurrentes, pero se necesita demandarlos a los aspirantes a la presidencia, diputaciones y alcaldías, para que se comprometan a dar resultados. En este mismo sentido, los foros políticos desarrollados con estudiantes universitarios y candidatos, gracias al patrocinio de la embajada británica en el país, son una ventana de discusión sin cortapisas ni sesgos.

El compromiso con el lector nunca termina. Se renueva a diario. La ciudadanía lo merece y lo exige. Por eso en cada ejemplar de Prensa Libre se entrega un esfuerzo de equipo centrado en valores sólidos y coherentes, justo como lo marca con lucidez y actualidad el primer editorial, publicado el 20 de agosto de 1951: “El periodista digno de ese nombre tiene que mantener como única bandera la defensa de los intereses nacionales”.

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