EDITORIAL

Mayor reactivación precisa de más pruebas

A un mes de la flexibilización de horarios de locomoción, reactivación comercial y desarrollo de ciertas actividades religiosas bajo protocolos de seguridad, muchos guatemaltecos todavía no se reponen del impacto de casi cinco meses de confinamiento, debido a que se quedaron sin trabajo, se desplomaron sus ingresos, perdieron a un ser querido víctima del covid-19 o ellos mismos padecieron un cuadro severo de la enfermedad.

Esto último se menciona porque una expresión común entre pacientes recuperados es que no le desean a nadie la angustia de sentir que no puede respirar, las horas que con ventilación asistida parecen días y la terrible incertidumbre sobre la sobrevivencia, en la cual el único rayo de luz es la labor abnegada de médicos y enfermeros. En otras palabras, quien no ha pasado por esta terrible prueba no dimensiona en su totalidad su gravedad.

La dinámica noticiosa puede haber causado una sensación de saturación informativa sobre el covid-19 en ciertos grupos de población, que se manifiestan suficientemente enterados de todas las medidas preventivas, de la sintomatología y de la normatividad establecida por las autoridades. Sin embargo, el momento exige mantener la atención sobre la evolución de cifras, el monitoreo de casos detectados y las campañas de atención respiratoria preventiva, por lo cual Prensa Libre mantiene su compromiso de informar sobre los detalles de la pandemia durante la reapertura, sin dejar de lado importantes temas del acontecer nacional.

En este sentido, es necesario resaltar que ante la prevista reactivación de líneas de autobuses de rutas cortas, a los cuales se sumarán poco a poco los del transporte urbano y extraurbano, las autoridades deben velar por el estricto respeto de los protocolos establecidos: uso correcto de mascarilla sobre nariz y boca —no como antifaz ni como pañoleta—, constante desinfección de manos y superficies, distanciamiento de seguridad y limitación en el aforo de las unidades.

Las autoridades reportan menores cifras de casos confirmados, pero queda la duda de si esta disminución se debe, en efecto, a una reducción de contagios o bien se detectan menos simplemente porque se practican menos pruebas. En agosto, la cantidad de exámenes practicados fue menor a meses precedentes. Funcionarios de Salud dicen que son menos las personas que se han acercado a solicitarlos, pero en una etapa tan crítica dicha justificación no basta. El monitoreo debe efectuarse de manera intensiva, sobre todo por los casos asintomáticos.

Si, como han afirmado funcionarios de Salud, se espera un fuerte repunte durante el mes de septiembre, lo más lógico es que haya más pruebas disponibles y que no solo se invite, sino que se conmine a practicárselo a sectores con mayores posibilidades de exposición, tales como vendedores de mercados cantonales, pilotos de mototaxis y taxis, bajo un modelo de muestreo estadístico con base epidemiológica.

La actividad productiva empieza a bullir y hay leves signos de mejora en las previsiones de crecimiento —que sigue en dígitos negativos, aunque menores—, y esa es razón suficiente para apostar por una mayor disponibilidad de pruebas clínicamente confiables y registradas eficientemente, no para generar temor, sino al contrario, para poder controlar de inmediato cualquier brote focalizado.

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