EDITORIAL

Millonario gasto en medio de precariedad

Ni licitación ni discusión pública precedieron la compra de dos aviones argentinos concretada a espaldas del pueblo de Guatemala, en un súbito viaje del presidente Jimmy Morales de Panamá a Buenos Aires, cuyo verdadero objetivo se trató de encubrir hasta el último momento, sin éxito debido a la cobertura de la prensa argentina. Ayer por la mañana todavía el propio presidente en funciones, Jafeth Cabrera, negaba enfáticamente la adquisición.

En la búsqueda de más información sobre la compra, fraguada y reiteradamente encubierta desde enero, trascendió la transacción de un buque militar fabricado en Colombia y por el cual se pagarán Q90 millones, los cuales se suman a los Q215 millones de las aeronaves. Reza el viejo refrán que no se deben hacer cosas buenas que parezcan malas, ni malas que parezcan buenas, el cual aplica precisamente a este gasto a expensas de los tributos de todos los guatemaltecos. Si bien podría intentarse la justificación de una supuesta prioridad, el negocio se desarrolló en total secretismo, sin un concurso internacional transparente y con las dudas sobre la idoneidad del equipo adquirido, del cual solo existen fabricadas las tres muestras de exhibición; es decir que los aviones comprados por Jimmy Morales serán los primeros que exporte el fabricante, con lo cual se corre el riesgo de ser una especie de sujetos de experimentación.

Existen algunas personas y sectores que se empeñan en excusar las acciones del señor presidente, debido al cargo que ostenta y en el cual le restan 194 días; también hay quienes prefieren ver hacia otro lado siempre y cuando el Gobierno no se meta en sus quehaceres, como si vivieran en una realidad alterna. Pero incluso para estos sectores, un gasto sin licitar de Q305 millones, en el último tramo de una administración con menos del 20% de credibilidad y que además intentó utilizar de forma clientelar pagos a exmilitares y bonos por sequía, debería resultar no solo sospechoso, sino incoherente con las necesidades nacionales.

Esta semana, el Ministerio de Educación lanzó la alerta de que se necesitan Q170 millones para remozar tres mil 600 escuelas, a fin de que miles de niños puedan recibir clases en condiciones dignas. Con el precio de los dos aviones basta y sobra para emprender tal cometido de beneficio histórico. En San Pedro Necta, Huehuetenango, continúa inconclusa la construcción del hospital distrital, que sería de gran ayuda para miles de pobladores que se ven obligados a viajar hasta la cabecera departamental en busca de atención médica.

En el plano vial, rutas como la Nacional 12, que comunica Coatepeque, Quetzaltenango, con San Pedro Sacatepéquez, San Marcos; la carretera a San Antonio Ilotenango, Quiché, o la conclusión de la Franja Transversal de Norte son una deuda pendiente que potenciaría la capacidad productiva de esas regiones. En el campo turístico, hay un plan para desarrollar seis destinos a fin de hacerlos más atractivos: Lívingston, Flores, Sayaxché, Quetzaltenango, Salcajá y Antigua Guatemala. Se necesitan Q130 millones, con los cuales se generarían miles de empleos e ingreso de divisas. Un último ejemplo pero no menos significativo: el desarrollo tecnológico ha demostrado su potencial gracias al talento de tantos jóvenes. En 2018, el país exportó US$38 millones en productos digitales, y ello podría multiplicarse si el Estado invirtiera en becas y emprendimientos, pero el año pasado el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología apenas recibió un aporte de Q34 millones, supuestamente por falta de recursos.

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