EDITORIAL

País de realidades contrastantes

Existen guatemaltecos que reclaman constantemente a los medios de comunicación la publicación frecuente de notas optimistas, de aspectos alegres, lúdicos y agradables, pues les agobian tantas informaciones sobre desnutrición, carencias de servicios básicos, sequía, pérdida de cultivos en comunidades, escuelas que funcionan en covachas, guatemaltecos que sobreviven a duras penas la extrema pobreza, zonas asoladas por el narcotráfico o la trata de personas, como si ver hacia otro lado pudiera hacer desaparecer esas realidades duras que, si se quieren apreciar desde el lado positivo, constituyen grandes desafíos nacionales que requieren de unión, planes claros, un Estado eficiente y ejecución transparente.

Existen hechos que ameritan la exaltación de personas e instituciones que contribuyen con nobles causas en diversos campos: ayuda a la niñez, a la educación, a la salud o a fomentar un país más equitativo. Pero así como son innegables tales emprendimientos, resulta ineludible poner sobre la mesa las contradicciones, absurdos y sinsentidos en el manejo del Estado, que constitucionalmente existe para garantizar los derechos de los guatemaltecos.

Un pequeño ejemplo de cómo los recursos se desperdician a pesar de las grandes necesidades lo constituyen tres obras que se encuentran en completo abandono en Chiquimula: un centro de recuperación nutricional, una casa materna y un centro de capacitación están en franco deterioro por la falta de uso, pese a que varios municipios de este departamento son impactados por la desnutrición crónica. El Centro de Recuperación fue finalizado en el 2017, pero nunca fue utilizado, por falta de equipo o de personal.

Por otra parte, siempre hay posibilidades de mejora. Recientemente se publicó en Prensa Libre un reportaje sobre las penurias que afrontan familiares de pacientes de hospitales nacionales, debido a que mientras esperan noticias de sus seres queridos deben pernoctar a la intemperie. La publicación despertó la solidaridad de vecinos de Huehuetenango e implementaron un pequeño albergue: un gesto positivo que se despertó a raíz de una noticia lamentable.

No son las noticias las que cambian la realidad, sino los ciudadanos que aceptan informarse responsablemente. Los sucesos que vive Guatemala son presentados por esta redacción con total respeto a las audiencias, balance en los puntos de vista y tratando de incluir todos aquellos eventos dignos de celebración, pero también los contrastes que lastran el futuro.

Justo en este mes de septiembre, y a tan solo unos días del festejo del 198 aniversario de la Independencia, un cineasta guatemalteco logra volver la atención del mundo hacia el país. Jayro Bustamante y todo el equipo de producción de la película La Llorona fueron reconocidos con el gran premio del Festival Giornate degli Autori, de Venecia, gracias a los méritos estéticos de esta producción nacional, la cual presenta un abordaje de la polarización ideológica: un tema negativo elevado a la categoría de arte.

El desafío de mejorar las condiciones de vida en la Nación se encuentra frente a todos nosotros. La tragedia de El Estor no puede ser ajena a nadie, como tampoco lo pueden ser la corrupción, la migración o la ineficiencia de un gobierno, pero solo exponiéndolas al diálogo público se pueden hallar las vías de solución.

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