EDITORIAL
Paz a los guatemaltecos de buena voluntad
La escena de Belén siempre despierta los más dulces sentimientos, las más profundas plegarias y también las más creativas representaciones: el nacimiento de Jesús partió la historia, y más allá de cualquier debate historiográfico o hermenéutico sobre la fecha exacta o las razones para establecerla el 25 de diciembre, las enseñanzas del cristianismo siguen marcando la vida de miles de millones de habitantes alrededor del mundo que esta noche celebrarán la Navidad, una festividad de encuentro familiar, de unión con los seres amados y de caridad convertida en acción hacia el prójimo.
Desde el inicio de diciembre, como ya es tradición, Prensa Libre ha publicado la serie 21 días de dar felicidad: testimonios de servicio protagonizados por guatemaltecos, a título individual, en grupos de amigos o empresas. Ofrecer un pequeño convivio a niños sin hogar, compartir alimentos con personas en situación de calle o contribuir a entidades de ayuda social figuran en estas iniciativas, las cuales no buscan protagonismo alguno, aunque sí deberían convertirse en aliciente para multiplicar la bondad no solo en esta época, sino a lo largo del próximo año.
Cabe mencionar la existencia y trabajo de organizaciones laicas e instituciones no identificadas con ninguna confesión religiosa que también promueven la educación, la lucha contra la desnutrición, la defensa de las mujeres víctimas de violencia y el auxilio a los ancianos sin hogar o a los enfermos desahuciados. En efecto, son las acciones las que hablan de profundas convicciones y coherencia humanitaria. Ello viene a colación respecto de ciertas poses pietistas adoptadas por gobernantes o funcionarios que se arrogan discursos de valores, aunque sus acciones vayan en sentido inverso.
En el 2022 se cumplen 799 años del origen de uno de los símbolos más tradicionales de la Navidad: la elaboración de nacimientos, una representación piadosa iniciada por san Francisco de Asís en 1223, en la localidad italiana de Greccio, donde elaboró un altar en un establo para conmemorar la humildad que rodeó la llegada del Salvador, según lo documentó el fraile Tomás de Celano. Esta acción daría origen a la elaboración de figuras representativas de la Sagrada Familia, pastores, ovejas, reyes magos y más. El santo Hermano Pedro de Betancur, que llegó a Guatemala en 1651, procedente de Tenerife, trajo esta devoción que aquí adquirió características propias de la mano de la imaginación de los guatemaltecos, como lo muestra cada año el también tradicional concurso de nacimientos de Prensa Libre, cuyo primer lugar figura en portada cada 24 de diciembre.
Más allá de la propuesta que fue elegida por los propios lectores, el gran mensaje de fondo es la cooperación, la alegría y el cariño que evocan los nacimientos participantes: ángeles en perenne anuncio de la gran noticia, padres amorosos que superan dificultades, luces que rompen las tinieblas de una época de opresión romana, cielos de celofán, de satín o de papel crepé que recuerdan el llamado a la trascendencia que toda persona tiene a través del servicio a los demás.
En Prensa Libre y Guatevisión auguramos para todas las familias una verdadera noche de paz y armonía en unión de sus seres queridos, con el vehemente llamado a mantener prácticas seguras en lo relacionado con el uso de juegos pirotécnicos y el desplazamiento vial. Asimismo, recordamos con todo respeto el canto celestial descrito en los Evangelios y por ello queremos desearles a todos ustedes: “Paz a los guatemaltecos de buena voluntad”.