EDITORIAL

Promisoria industria

El impulso continuo de grandes focos económicos mundiales siempre ha ido de la mano de un impulso decidido a la industrialización, ya sea a través de manufactura de alimentos y bebidas, transformación de materias primas, producción masiva de artículos para el consumo y, sobre todo, alta calidad en la elaboración de mercancías —con marca propia o tercerizada— para la exportación. Tal debe ser el norte de Guatemala en un entorno global competitivo, pero a la vez cargado de oportunidades.

Criterios geopolíticos, pugna de potencias y una posición geográfica privilegiada se han tornado, en la última década, en un poderoso factor que favorece a la economía guatemalteca. La producción agrícola encuentra aquí un suelo fértil, literalmente, para crecer y expandir sus destinos; sin embargo, la oportunidad no es menor para la industria nacional, tanto en relación con las empresas de profundas raíces guatemaltecas como con aquellas que recién arriban al país para instalar plantas de procesamiento y distribución de productos.

Precisamente durante el reciente Congreso Industrial, efectuado en la ciudad de Guatemala, se expuso la vocación de excelencia de la producción local, pero sobre todo la enorme posibilidad de desarrollo que representa el aumento de fábricas pequeñas, medianas y grandes. Son generadoras de empleos a todos los niveles y también de ingresos fiscales para un Estado en plena transición que debe responder a los requerimientos de salud, educación, infraestructura y otros servicios a la población.

Especialmente significativo fue el reconocimiento como Industrial del Año al empresario Juan Monge Calderón, presidente de la corporación Castillo Hermanos, cuyo liderazgo no solo ha representado innovación para este clúster industrial, sino también un beneficio económico y humanitario al país. En efecto, la vocación de servicio del doctor Monge lo convierte en una inspiración concreta, en una época de desafíos nacionales, ante los cuales se plantan firmemente los testimonios de excelencia competitiva. Por algo y la temática del encuentro fue Industria para el desarrollo.

En dicho cónclave fue oportuna la invitación al presidente electo, Bernardo Arévalo, cuyo mensaje disipa prejuicios elaborados por grupos extremistas y recalcitrantes que solo buscan sembrar terror y división. Su postura en favor de incentivar la industria nacional constituye un compromiso programático para buscar durante su administración consistentes mejoras viales, eficiencia portuaria, transparencia aduanal y la competitividad logística del país.

Es necesario señalar que la industria nacional aporta cerca de la cuarta parte de los ingresos tributarios y buena proporción de los empleos remunerados bajo cobertura social. Con ello no solo se alude a las empresas grandes, sino también a las compañías medianas y pequeñas, que a menudo padecen los embates de la delincuencia, otro de los campos que el Ejecutivo está llamado a mejorar. El espíritu de innovación y la búsqueda de descentralización productiva forman parte de una visión compartida que se debe implementar en los próximos años para posibilitar así la realización del milagro económico guatemalteco.

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