EDITORIAL

Servicio imprescindible

Muchas comodidades y servicios de la época contemporánea serían impensables sin la existencia de una banca moderna y en constante innovación: servicios a domicilio, pagos desde un celular en la palma de la mano, depósitos monetarios efectuados por un empleador o cliente en una cuenta monetaria, pagos con tarjeta en prácticamente cualquier comercio o retiros de efectivo en cajeros automáticos son posibilidades hoy generalizadas que hace 20 años eran de limitado acceso y hace 30 eran casi impensables.

Bancos, entidades financieras, empresas de créditos, emisores de tarjetas u otros medios de pago constituyen un sector primordial de la economía actual, digitalizada, global e interconectada. Si bien ya traía una fuerte tendencia digital, las restricciones de la pandemia aceleraron muchos procesos, agilizaron la salida de nuevos productos y abrieron nuevas perspectivas al mercado del dinero, con enfoque local, regional y mundial, sin perder de vista la personalización a la medida de las necesidades de los usuarios.

En estos días se desarrolla en el país la asamblea anual de la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban). Representantes de más de 600 bancos se reúnen para discutir alternativas para el desarrollo financiero y, por ende de las economías emergentes, también para evaluar nuevas tendencias, el impacto de la inflación y la subida de tasas líderes de crédito, las experiencias en el campo de la banca virtual y el todavía volátil tema de las criptomonedas. Ello, además de ruedas de negocios, análisis de perspectivas y redes de comunicación.

Puesto en datos, la transformación digital del sector ha sido vertiginosa. Para muestra, un dato: en el 2012, las transacciones a través de agencias digitales o banca móvil representaban 4% del total de gestiones efectuadas a nivel continental. Para el 2020, dichas operaciones de usuario alcanzaron 44% del total y, sin duda alguna, siguen en expansión. Con ello queda claro que independientemente de la magnitud de los capitales manejados, la eficiencia, la calidad y la visión de servicio bancario tiene su norte en la satisfacción del usuario.

La labor de los bancos representa también un fuerte papel dentro de los procesos de competitividad de las economías. Básicamente son intermediarios, pero también potenciales facilitadores de la identificación, realización y concreción de negocios, dentro y fuera de las fronteras geográficas, en un entorno de negocios dividido solo por las monedas nacionales. Este servicio abarca a grandes exportadores, pero también a los pequeños emprendedores, que buscan ampliar el alcance de los bienes o servicios que prestan, y precisan de mecanismos ágiles y accesibles de pago, cambio de divisas, respaldo mediante fianzas o líneas de crédito.

Finalmente, pero no menos importante, las entidades bancarias aseguran y procuran ganancias para los depósitos de sus ahorrantes: una gestión de confianza que se extiende indirectamente al cuidado del erario a través de las normas de verificación sobre el origen de recursos. Esta vigilancia permite detectar y denunciar fondos provenientes de actividades ilícitas, como narcotráfico, extorsiones o la vulgar corrupción, con lo cual son garantes de la integridad financiera a gran escala.

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