EDITORIAL
Temas relegados pero no menos prioritarios
La recurrencia de ciertos argumentos trillados de campaña electoral hace evidente la falta de avances en áreas prioritarias de desarrollo humano a lo largo de los gobiernos y la poca evolución de muchos políticos que continúan dando vueltas alrededor del mismo círculo de ofrecimientos, que si bien pueden ser atrayentes y de urgencia, soslayan otros que resultan fundamentales incluso para cumplir determinadas ofertas.
Por ejemplo, al clamor por mejor servicio de agua entubada, los aspirantes a alcaldías, diputaciones y aun presidenciables responden con el obvio ofrecimiento de mejorar la captación y distribución del recurso, pero tal propuesta no va acompañada de planes serios y consistentes para castigar la deforestación, emprender un masivo plan de reforestación ecológicamente pertinente con especies locales o impulsar la protección firme de los últimos santuarios naturales o la inversión sostenida en el rescate de cuencas hídricas.
En cuanto a promover empleo, sobreabundan las metodologías que invocan la atracción de inversiones y la capacitación técnica, pero sin especificar consistentemente en qué áreas o con qué alcance. Tan solo en el ámbito de servicios de centros de llamadas existe una demanda laboral que se desperdicia y se va a otros países, debido a la falta de personal con suficiente dominio del inglés, mientras que naciones como Costa Rica emprendieron recientemente una capacitación masiva para poder responder con mejor potencial humano a esta oportunidad. Otro ejemplo es el de Colombia, cuyo actual gobierno acaba de trazar la meta de desarrollar más de cien mil jóvenes programadores digitales, a fin de poder insertar al país en la cuarta revolución industrial. Ningún aspirante a la presidencia de Guatemala ha mencionado, ni siquiera por asomo, planes de este alcance o visión, con posible costo, tiempo de implementación e impacto social.
Vallas con rictus sonrientes y nombres junto a un logotipo son pobre evidencia para respaldar una aspiración seria al Congreso de la República. Entre los temas de mitin figura el combate de la corrupción, pero no existe una prioridad consistente ni un compromiso certero de abordar desde el 14 de enero de 2020 la Ley de Servicio Civil, cuya reformulación podría acabar de tajo con la posibilidad de crear burocracia clientelar o plazas fantasmas. Tampoco se discute la despolitización de la designación de magistrados, que en la actualidad abre de par en par las puertas al tráfico de influencias e intercambio de favores.
Cientos, miles de jóvenes con aptitudes para desarrollarse en campos tecnológicos y científicos se quedan fuera de la universidad por falta de cupo o porque deben empezar a trabajar para contribuir a la economía del hogar, en horarios que les imposibilitan continuar su aprendizaje. Pero ninguno de los ahora complacientes políticos presenta una estrategia masiva de becas dentro y fuera del país para que ese talento germine sin tener que migrar. Nadie aborda los pasos de un sistema de atención a la desnutrición materna e infantil crónica, y de hecho muchos diputados que van por la reelección fueron parte de la demora de más de ocho meses del plan Crecer Sano. Eslóganes, logotipos, afiches coloridos son solamente plástico con tinte adherido si no son promoción y reflejo de propósitos coherentes, objetivos concretos y programas sistémicos. La decepción sufrida desde 2015 debe ser una lección elocuente para ciudadanos y aspirantes sobre lo que significa elegir sin exigir metas, sin revisar trayectorias, y ello requiere un ánimo crítico y consciente.