EDITORIAL

TSE quiere cubrir sus fallos con un “himno”

No vamos a entrar a detallar,  por obvias, las ambigüedades, hipérbatos y perogrulladas de la letra del “himno” aprobado en  patrio ardimiento el 14 de septiembre último  por el pleno del Tribunal Supremo Electoral, según acuerdo 458-2022, para comprarle a un cantautor contratado a dedo, por Q45 mil, un tema de su autoría para tal fin, con todo y videoclip. En gustos se rompen géneros, y si son malos,   más. El problema es que tal pieza, de mala calidad lírica y dudosa métrica, será emblema de una institución del Estado.

El pleno presidido por la magistrada Irma Palencia  intentó cubrirse las espadas —pero en realidad se las descubrió— al exponer en el primer considerando: “El Tribunal Supremo Electoral es la máxima autoridad en materia electoral. Es independiente y por consiguiente no supeditado a organismo alguno del Estado”.  Es irónico que tan importante  y claro  precepto se use para justificar un dispendio, pero se le relega a la hora de  aplicar la Ley Electoral a partidos  políticos que han cometido ilegalidades castigadas con la cancelación, entre ellas la recepción  de dinero ilícito y que utilizan improcedentes recursos judiciales para evitarlo.

Desde el 2020, la  actual magistratura del TSE frenó todos los procesos de cancelación de partidos. Ni uno solo    se ha concretado debido a  una sospechosa parsimonia y  vacuos amparos interpuestos por partidos y dirigentes sancionados. En esos casos, convirtieron la  “s” de supremo  en la misma inicial de supeditado. Un ejemplo  de este relativismo es el partido UCN, ya cancelado y que lleva dos reveses en la CC, pero  aun así el TSE lo mantiene vigente. Cabe pensar en deudas políticas, toda vez que  diputados de esa organización, señalada de nexos con el narco, votaron a favor de varios magistrados actuales.

Recientemente se produjo casi en sigilo el anuncio del cese de toda sanción contra el anterior partido oficialista, FCN-Nación, pese a que incurrió también en financiamiento no reportado. Es inevitable cuestionar si acaso en tal decisión tuvo algún papel uno de los magistrados que ocupó un cargo ministerial en tal período. Esta decisión pone en duda   la ecuanimidad respecto de otras organizaciones sancionadas por prácticas semejantes. De hecho, quedan  en tela de juicio varias frases del  “himno” en las que figuran términos como  “transparencia”, “igualdad”, “honorabilidad” o “independencia”.

En todo caso, siguen pendientes la tarea de corregir los entuertos del sistema partidario, castigar las transgresiones a la Ley Electoral para sentar precedentes y generar condiciones razonables de credibilidad para los comicios del 2023. La reciente visita del secretario general de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, refrendó el apoyo de dicha entidad al próximo proceso electoral a través de una misión de observación. Pero se necesitan más acciones claras y coherentes. El  fiasco de la compra de un sistema digital sin licitar, que finalmente fue desechada por presión ciudadana, expone la necesidad de mayor  calidad técnica, mejor planificación y prístina certeza jurídica.

Músicos, poetas y artistas  pudieron ser convocados para crear un himno para la entidad, por  civismo y no por interés pecuniario. Se optó por la unilateralidad y el secretismo. Y es por ello que  las contradicciones del canto de Q45 mil  solo reflejan las de la gestión actual del TSE. En la tercera línea afirma que hay “compromiso con la sociedad, ya que el ciudadano es tu razón de existir”,  pero 11 líneas abajo dice “rectitud y ecuanimidad antepones a la sociedad y su interés”. ¿A cuál  creerle?

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