EDITORIAL

Un poco de vergüenza como regalo navideño

Si las dos planillas en pugna por controlar el Comité Olímpico Guatemalteco (COG) tuvieran un poco de vergüenza para reconocer el daño que causaron y siguen causando al deporte nacional, ya estarían pensando en una solución salomónica para cerrar a la brevedad posible este amargo capítulo de la suspensión de toda participación internacional. Tanto Gerardo Aguirre como Jorge Rodas y sus respectivos séquitos deben entender que ninguno de ellos forma parte de la solución y, por tanto, son el problema, por lo cual deben renunciar a sus pretensiones en favor del país.

Todavía hay ciudadanos que no conocen a fondo la causa de la sanción que hoy tiene a los deportistas guatemaltecos fuera de cualquier participación olímpica. En síntesis, el 16 de octubre del 2021 una planilla única encabezada por Rodas, señalada de tener nexos con el oficialismo, ganó la elección de la directiva del COG, pero no pudo tomar posesión debido a una acción judicial promovida por Aguirre, quien no pudo participar por falta de finiquito.

Los estatutos del COG fueron reformados a pedido del Comité Olímpico Internacional (COI) el 21 de diciembre del 2021, para transparentar procesos y uso de fondos. Con esos cambios se efectuó otra elección en marzo del 2022, la cual ganó Aguirre. El Tribunal del Deporte Federado (Tedefe), a pesar de no tener personería jurídica, planteó un amparo en la Corte de Constitucionalidad. Magistrados de la CC con claros nexos oficialistas suspendieron los estatutos reformados por supuesta inconstitucionalidad y el COI, como ya lo había advertido, suspendió al país el 15 de octubre. Los deportistas pidieron, rogaron, pero la CC sigue sorda, al igual que Rodas y Aguirre, incapaces de dialogar en busca de una salida.

De no aflorar el pundonor en ninguna de estas dos personas, por obra y desgracia de su ambición —y la de sus patrocinadores— por manejar miles de millones de quetzales del deporte, la suspensión se prolongará por tiempo indefinido, según lo notificó el COI el 6 de diciembre último. Han transcurrido dos semanas desde esa admonición que incluía una sugerencia de solución —y 69 días de la dañosa suspensión—, pero nadie se pronuncia de manera asertiva para resolver este pulso estéril.

El COI mantiene la medida porque no puede aceptar la suspensión, y menos la derogatoria, de los estatutos que homologan al comité local con la Carta Olímpica. Ya se vivió algo parecido con la suspensión de la Fifa a la Federación de Futbol de Guatemala del 2016 al 2018, por lo cual no debería haber titubeos en cuanto al camino por seguir. La CC no tenía papel en este incordio y debió desechar el recurso. Sin embargo, contextos y evidentes conflictos de interés explican sus fallos, en los cuales hay votos disidentes razonados.

“Es sumamente lamentable notar que hasta el momento las partes involucradas no han podido reunirse, como fue solicitado en varias ocasiones, pero seguimos esperando que eventualmente prevalecerá la razón para que una solución pueda hallarse en favor del Movimiento Olímpico y de los atletas en Guatemala”, manifestó el COI en su misiva, con lo cual deja ver una vía de solución mediante una nueva elección. En ella no debería figurar ninguno de los contendientes actuales ni sus allegados. Deportistas y exdeportistas, dirigentes probos, medallistas y ciudadanos notables deberían unirse para rescatar al COG. Pero antes se necesita de un poco de decoro, como regalo navideño al deporte, por parte de Aguirre y Rodas, así como de los magistrados de la CC.

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