Editorial
Una ruta que conduce a la desesperación
En el Legislativo ya se desdibujaron las líneas entre opositores y fugaces socios de la directiva.
El Ejecutivo tiene problemas para reparar el tramo donde ocurrió el socavón en la autopista Palín-Escuintla y el Congreso, para entender que puede legislar y fiscalizar sin sabotear. Al Gobierno le cayó la complicación de esa carretera sin tener mayor culpa en su deterioro, pero con toda la responsabilidad de resolverlo. Pero así existen otros pasos en riesgo donde todavía no hay trabajos en marcha o ni siquiera han sido diagnosticados. Peor aún, en los primeros días del hundimiento carretero, anticiparon un plazo de tres semanas que hace mucho pasaron y ahora serán dos meses. Poco ayudó una deficiente comunicación para mostrar, a diario o cada dos días, los avances, las dificultades, la gravedad del agujero formado por los torrentes pluviales del volcán de Agua, valga la coincidencia.
Pero las compras necesarias para la reparación demoran meses, según los controles de planificación y transparencia. La opción era un estado de excepción para acelerar las compras, pero en el Congreso de Babel bulle un caldero de pugnas, protagonismos hipócritas, falsos fiscalizadores virales y cerrazones de entendimiento que llevó a rechazar de un plumazo un estado de calamidad, en lugar de corregirlo, ponerle condiciones, plazos, exigencias de calidad y la clara prioridad de reparar el tramo aludido, como necesidad de carácter nacional.
Sus cabezas electoreras, demagogas o resentidas, según el caso o todas juntas, no producen nada más que inquinas, conspiraciones subrepticias y saboteos que impactan, sí, al Gobierno y lo desgastan, pero, sobre todo, golpean la vida diaria actual de miles de ciudadanos que siguen padeciendo el atasco carretero, atraso de pedidos, la pérdida de tiempo y combustibles. Y las excusas para tal boicot invocan al mismo país que deterioran.
La opción de una medida conjunta del Gobierno con el sector empresarial organizado es lo que hace más sentido porque con cada día que pasa bloqueado el tramo siguen subiendo los costos para la productividad y los impactos en los precios del transporte de alimentos, abarrotes, combustibles, importaciones y exportaciones. El cronograma de trabajo debe ser serio, público y actualizado a diario. La transmisión de los trabajos por vías digitales puede llevar a comprender la magnitud de estas, las complicaciones climáticas o logísticas, así como exhibir los esfuerzos concretos del personal involucrado en lograr la reapertura de la ruta en el menor tiempo posible.
La asesoría de departamentos de ingeniería de las universidades de Guatemala o del Colegio de Ingenieros hace mucho debió ofrecerse. Sí, el Ministerio de Comunicaciones es el principal obligado, por ley. El titular de la cartera debe dejar la imagen de relacionista para convertirse en líder de una operación prácticamente sin precedentes por su relevancia estratégica. Los trabajos en el área deben ser ininterrumpidos, a excepción de condiciones extremas de lluvia y torrentes del área, que se pueden hacer constar a través de informes diarios por vías digitales.
En el Legislativo ya se desdibujaron las líneas entre opositores y fugaces socios de la directiva. Hoy solo existe una piñata oportunista en la cual se intercambian el palo entre opositores reciclados, exaliados, traidores, oportunistas, vendedores y una bancada oficialista sin partido. El presidente Arévalo y la vicepresidenta Herrera deben cambiar el paradigma reactivo y el discurso ambivalente para activar la más pronta y óptica solución al socavón de Palín, que se ha convertido en una espada de Damocles bajo la cual se sentaron al postularse.