EDITORIAL

El Congreso acrecienta dudas

El Frente de Convergencia Nacional (FCN-Nación) es un partido de relativo reciente aparecimiento en el escenario político, aunque muchos de sus integrantes han arrastrado aspiraciones desde hace muchos años.

Por ello es que su reciente éxito electoral lo catapultó hacia un escenario para el que sus dirigentes no estaban preparados y que en consecuencia les ha acarreado muchos inconvenientes.

Uno de los más fuertes es el de haberse llenado de tránsfugas, un precio demasiado caro por las constantes polémicas en las que se han visto involucrados muchos de los diputados recién llegados, aunque eso parece importarle poco a la dirigencia oficialista, que parece apostar a obtener réditos de esa presunta fortaleza.

Sin embargo, la presencia de tanta figura polémica, reacia a la transformación de la realidad nacional, se constituye en un valladar para algunas reformas, porque es de donde salen las voces que se oponen a ciertos cambios, como la Ley Electoral y de Partidos Políticos, que pudo haber significado mayores avances.

Lo mismo ocurrió con la designación de la nueva magistrada a la Corte Suprema de Justicia, la cual debió retrasarse varias semanas, precisamente por la actitud reticente de los oficialistas, pero finalmente fue obvio que un poder superior influyó en su animosidad y finalmente participaron a regañadientes en el nombramiento de la persona que desde semanas antes se había anticipado que sería la nombrada.

Ahora se observa similar situación con la aprobación de la ley de la SAT, la cual quedó frenada el pasado miércoles, cuando correspondía discutir el apartado relativo al secreto bancario, el que pareció provocar resquemor entre muchos de los oficialistas, algunos de los cuales evidentemente se oponen a que las autoridades escudriñen sus cuentas bancarias.

A ellos se unen otros legisladores que también arguyen que integrantes del sector privado les han pedido que no hagan retroactiva la posibilidad de fiscalizar las cuentas bancarias, pero pretender pasar la normativa así sería descabellado, porque no tendría sentido ninguna investigación que solo tome en cuenta el futuro, cuando muchas de las peores irregularidades se han cometido en los últimos años.

Si los diputados optaran por no fortalecer la independencia de la SAT estarían incurriendo en un gravísimo error, porque se estarían poniendo del lado oscuro de la historia en un momento en que el país encara la encrucijada de desterrar la corrupción, algo que aún no parece haber penetrado de manera contundente en ciertos sectores, que todavía aspiran a que nada cambie.

Se debe insistir en que por ahora FCN-Nación se ha convertido en la cara más visible de la resistencia a las reformas porque es el núcleo en el que se agrupan otros legisladores que han mantenido una histórica oposición a toda transformación o fiscalización de la acción pública.

No actuar de manera coherente con los vientos de cambio solo será un síntoma de obcecación política que profundizará la mala imagen que se tiene de los diputados.

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