CATALEJO
El Congreso sigue atrayendo atención
EL ACTUAL CONGRESO de la República se encuentra en plena campaña para reducir la pésima imagen actual de ese organismo del Estado, iniciada hace décadas pero llevada a extremos casi imposibles de creer con la legislación anterior. Con la decisión de dar a conocer la nómina de sueldos y sobre todo las enormes granjerías de un sindicato cuyos logros, incongruentes con la realidad nacional, fueron aceptados por el presidente de esa directiva, como una muestra de muy poca valentía para enfrentarse a peticiones absurdas y como prueba del viejo criterio de “quien venga atrás que arree”, además de las reformas a la Ley Orgánica del Congreso, se da un nuevo paso en esa dirección y demuestra la invisible presión de los ciudadanos.
ES POLÍTICAMENTE necesario, aunque también hábil, prohibir el transfuguismo, cuyos ejemplos son numerosos y al mismo tiempo vergonzosos. Es correcto también prohibir la integración de “bancadas independientes”, para evitar burlas a la ciudadanía como las actuales agrupaciones neopatriotistas o neolideristas. A este respecto, tiene sentido el criterio de separar de la curul a quienes se “independicen”, porque a causa del ya inoperante sistema del listado, en realidad la victoria no es del candidato, sino de su partido. Falta ver qué ocurre en el caso de la bancada efecenenacionista, es decir la oficial, a donde ya se comenzaron a encaramar tránsfugas químicamente puros, lo cual afecta a la autodefinición de “ni corrupto, ni ladrón.”
OTRAS MEDIDAS VÁLIDAS son la prohibición de ingresar armas de fuego al hemiciclo y de emplear megáfonos para interrumpir a gritos las sesiones. Aunque en teoría parecería innecesario, la prohibición de quemar cohetes dentro del hemiciclo parlamentario se justifica porque en los últimos cuatrienios el Congreso ha sido escenario de bochornos imperdonables. La importancia de estas decisiones se deben al rechazo ciudadano hacia tales prácticas, verdaderos ejemplos de abuso. Me parece correcta toda esta serie de prohibiciones específicas, porque desde hace mucho tiempo se perdió la cordura, la elegancia y el mínimo buen criterio necesario para comportarse con la dignidad obligatoria e inherente a ser miembros del parlamento.
SIN EMBARGO, TAMBIÉN hay decisiones cuyo resultado, imposible de detener, provocará la reanudación de las críticas a los diputados, porque tuvieron a bien recetarse tres plazas de asesores escogidos por ellos mismos, sin ningún tipo de condiciones y requerimientos. Incluso, les dieron tiempo suficiente a los tránsfugas integrados al hemiciclo hace menos de cuatro semanas, ya poniendo en venta su traslado a otras bancadas, como ha sido el caso en anteriores oportunidades. La transfucracia es una de las peores lacras políticas, porque quien pone al mejor postor su presencia en una bancada, sin duda tendrá igualmente en permanente oferta su voto a favor o en contra de algo, su presencia o ausencia del pleno con aviesos motivos.
EL PRESIDENTE DEL CONGRESO, Mario Taracena, no debe perder de vista el cambio de actitud de los ciudadanos, cuya principal arma de comunicación la constituyen las redes sociales en cualquiera de sus formas. Ahora, pensar en la época de la posibilidad de realizar pactos entre bambalinas se ve enormemente amenazada, debido a esta novedad tecnológica, llamada a cambiar las formas de comunicación entre y con los ciudadanos. Prácticamente es imposible ocultar los contubernios, porque la posibilidad de estar informada le permite a la población manifestarse de manera inmediata y, sobre todo, sin fronteras. Caen en el ridículo los funcionarios confiados en la secretividad. El Congreso no debe olvidarlo, para evitar caer en más desprestigio.