EDITORIAL

El sendero para la transformación

Empieza el 2019 en medio de uno de los escenarios de mayor polarización en la historia guatemalteca. El Gobierno actúa afanosamente en pro de la impunidad, y la población está harta de la politiquería, que solo ha servido como vehículo para envilecer la conducción de la cosa pública, hacer del Estado una fuente de enriquecimiento ilícito, grosero, y de abuso para un reducido grupo de funcionarios que con su proceder han decepcionado a la mayoría de guatemaltecos.

El 2018 quedará inscrito en la historia nacional como el año en el que más se pervirtió el uso del poder, se luchó por proteger a la criminalidad de cuello blanco, empezando por entorpecer la investigación criminal, maniatar la justicia y trastocar la institucionalidad, algo que atañe en forma directa al presidente Jimmy Morales y a sus compinches.

En un acto de total incoherencia, Morales ha hecho denodados esfuerzos por desmantelar la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala y ante su fracaso ha intentado violentar el estado de Derecho, pretendiendo convertirse en el supremo intérprete de la legislación nacional, lo cual es una aberración y una total falta de coherencia que acarrea mayor ingobernabilidad, pues esto se traduce en respaldo a quienes batallan por debilitar la institucionalidad.

A inicios de semana, el destacado empresario guatemalteco Luis von Ahn hizo un estudio de opinión con herramientas que proporciona Google Consumer Surveys. El resultado refleja el sentimiento de los participantes, suponiendo que todos estén conscientes del crucial momento que pasa el país. En dicho sondeo, un 85.6 por ciento de los participantes reprueba el desempeño de Morales como presidente y un 75 por ciento aprueba el trabajo de la Cicig.

Dicha medición también incluye a un porcentaje mayoritario de participantes que prefirió no opinar en el caso del mandatario, lo que no ocurre cuando se le pregunta respecto de la Cicig, cuyo desempeño parece ser mejor apreciado por sus resultados. El sondeo no sorprende, porque es muy similar a lo que han reflejado otras mediciones respecto de la desaprobación al presidente y sobre la decisiva lucha contra la corrupción y la impunidad.

Si bien estos fueron los parámetros sobre los que se movió la opinión mayoritaria de los guatemaltecos durante el año anterior, es indudable que son los factores que marcarán el nuevo ciclo que inicia y que tiene como particularidad la celebración de elecciones, en las cuales seguramente se dará un contundente rechazo al pacto de corruptos. Es casi seguro que habrá un voto mayoritario contra quienes representan esas viejas estructuras de poder.

El 2019 puede convertirse en un año de reivindicaciones, no solo a través de los votos que pueden ser la principal herramienta de depuración política, sino también en un lapso para adquirir un mayor compromiso por purgar a quienes con su obcecación pretenden destruir este país. No podrán lograrlo, porque hay plena convicción del enorme daño causado, y esa será la principal motivación en las urnas.

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