SI ME PERMITE

La conclusión debería enseñarnos a ser mejores

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“La vida no es lo que uno vivió, sino la que uno recuerda, y cómo la recuerda para contarla.” Gabriel García Márquez

Nuestra vida, que está dividida en etapas y enmarcada en períodos de tiempo como lo son los años, nos permite que al finalizar un año podamos proyectarnos y saber planificar cambios como también nuevas metas para que el avance pueda ser significativo y no tener que simplemente añadir tiempo, sino alcanzar logros de provecho a largo plazo.

Cuando concluimos un año debemos tener alguna retrospección al pasado y considerar lo que se ha vivido para poder reiniciar el año nuevo con muchas mejoras y con mayor madurez, por el simple hecho que la vida nos enseña cuando la vivimos conscientemente y con toda la responsabilidad cada parte de ella.

Si el pasado que hemos vivido no es suficiente razón para mejorar ninguna otra motivación sería de peso para hacerlo. Nosotros sabemos lo que hemos vivido y los que nos rodean también tienen un concepto de nuestra vida. Un sano equilibrio entre lo nuestro y lo de los terceros debe marcarnos con claridad a donde queremos llegar, sin lugar a duda sabiendo que fuerzas tenemos y el medio en el cual estamos, en el que nos desenvolvemos, que desafíos nos ofrece.

Cuando el devenir de la vida no tiene el criterio de progreso es un simple repetir la misma vida, aunque con mayor desgaste, pero cuando hemos aprendido el valor del progreso en cada parte de la vida, esto nos enriquece y también cada etapa vivida si bien es única en su tiempo es una tarea de construir ideales que se visualizan en las metas alcanzada. Este criterio es el que gratifica cada detalle que hemos vivido.

Muy posiblemente muchos de los que nos rodean están muy interesados en saber cuál será nuestro final en la vida, y cómo lo habremos de alcanzar con la realidad que nos rodea. A nosotros por el contrario cuando tenemos claro como empezamos y de dónde venimos, entendemos como una etapa nos llevó a la siguiente y cada una de ellas si bien son importante han llegado a ser como una cadena que está entretejida con sus propios altibajos, pero lo más importante nos puede dar una identidad única que nos distingue de todos los demás.

Nuestra madurez será manifiesta cuando cada expectativa que tenemos para vivir nos lleva a una acción para poder planificar y luego ejecutar lo que queremos alcanzar. Claro está que la vida, de alguna manera, está relacionada con los que nos rodean, pero esto no debe ser simplemente una dependencia esclavizante, sino parte de la vida que es desarrollada en una comunidad.

Si hemos podido concluir un año más en nuestra vida, deberíamos preguntarnos qué he podido aprender y qué me ha enseñado la última etapa de la vida para determinarme a saber cómo mejorar para que no solo transcurra el tiempo como un elemento más en la vida, lo más importante es la formación que estoy recibiendo con el transcurrir del tiempo.

La determinación para el año nuevo tiene que ser el uso de todos los recursos que están a nuestro alcance para poder sacar el mayor provecho del tiempo que todos los mortales tenemos de una manera idéntica, pero eso no significa que el uso que hacemos de él sea igual.

Antes de tener que lamentar por el tiempo que ha pasado, concentrémonos en planificar el uso del tiempo que tenemos todavía.

samuel.berberian@gmail.com

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.

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