CATALEJO

Morales, traicionado, está en plena soledad

|

“DIOS MÍO, LIBÉRAME DE mis amigos, porque de mis enemigos me puedo librar yo”, es una oración muy común entre los políticos. El presidente Jimmy Morales ya puede comenzar a rezarla, a consecuencia del abandono a su suerte decretado por los dueños del partido FCN- Nación, pronunciada ásperamente el lunes por el jefe de bancada, Javier Hernández, y por quien es el verdadero poder tras el trono, Edgar Puñalito Ovalle. Es el único caso en el mundo de un presidente convertido en potencial víctima de todos los partidos, y una realidad subrealista de la política guatemalteca: no hay partido oficial, de hecho, porque ya quedó clara la imposibilidad presidencial de contar con un apoyo seguro en su accionar político.

ANTE ESA REALIDAD, es necesario buscar explicaciones, aun las más absurdas. A mi modo de ver, un partido político integrado por personas expertas en la desprestigiada y rechazada vieja política, precisamente esa causante de las manifestaciones de rechazo generalizado el año anterior, actuaron desde el principio con un plan preconcebido y francamente nefasto a causa de las consecuencias para el país. Empleando la lógica de la política sucia, en la cual no hay valores, sino oscuros intereses, esa agrupación quiso apoderarse del poder por medio de utilizar —en la forma más negativa del término— a un personaje popular con una clara representación del antipolítico, porque casi nadie lo imaginaba como un jugador en las elecciones.

LA POPULARIDAD COMO actor y un eslogan corto pero eficaz, más el hastío de los ciudadanos ante los abusos sin nombre de la clase política tradicional, convirtieron a Jimmy Morales en un alud político y una victoria basada en la creencia popular de elegir a alguien dispuesto a cambiar las cosas en el país. Pero el problema inicial surgió cuando el número de diputados no alcanzó a convertir al partido oficial en una fuerza real. El resultado de la elección de la directiva del Congreso y de las presidencias de las comisiones fue una muestra clara de cómo serían las cosas y quién mandaría: los políticos de la vieja y corrupta escuela. La incapacidad, la ambición, o una mezcla de ambas, despertó el terror entre los fundadores del partido oficial.

LA DECISIÓN DE COMPRAR diputados, a la mejor usanza del mal recordado grupo liderista, implicaba la necesidad de dejar a la deriva al presidente. Y los efecenenacionistas no dudaron un instante en hacerlo. Esa traición es el tipo de acto del cual los antiguos militares acusan al poder detrás del trono, por su mote de Puñalito a causa de tener en la traición a una de las acciones válidas en toda actividad. Por otra parte, el tono despectivo del vocero de la bancada, Javier Hernández, no deja posibilidad de duda a la práctica de la vieja política, comenzando con la adquisición de tránsfugas y multitránsfugas, la cual no sólo intentaron justificar, sino anunciaron como una práctica futura. Adquirieron a otros traidores, cuya traición está cantada.

ESTA INCREÍBLE ACCIÓN es un balde de agua fría para el presidente. La soledad del poder existe, pero la de él es inconmensurable. Solo le queda ahora buscar el apoyo popular, es decir el de quienes creyeron el mensaje. Morales ya perdió el Congreso y no puede darse el lujo de perder las plazas, también debilitadas a causa de sus serios errores en estas pocas semanas: apoyo a la ministra de Comunicaciones, inexacta valoración de su patrimonio, entre otros. En ocho meses, lo ocurrido en la política nacional ha estado fuera de toda predicción. Los guatemaltecos eligieron a un “antipolítico” sin imaginar la clase de gente integrante del minúsculo partido —oficial, hasta el lunes— y el presidente queda sin poder alguno. Las interpelaciones, por ejemplo, serán realizadas por el FCN-Nación, “independiente del presidente”.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.