BIEN PÚBLICO

Nadie al teléfono

Jonathan Menkos Zeissigjmenkos@gmail.com

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El tiempo pasa y gran parte de quienes lideran la administración pública parecen estar desconectados de los objetivos públicos que deben perseguir o, en el peor de los casos, simplemente haciendo lo que más les conviene para sus intereses particulares.

Llame usted al Ministerio de Relaciones Exteriores, rector de las relaciones bilaterales o multilaterales de carácter político, social, cultural. Pregúntele si más allá del pésame están haciendo algo tras la muerte arbitraria de Claudia Gómez, o si tienen algún plan para reducir la migración de los cientos de menores no acompañados que cada día salen del país. No, no hay quien atienda, porque en este momento están concentrados en pensar cómo continuarán justificando internacionalmente su descontento con el trabajo de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), y buscando qué excusa darán para no renovar la visa de Iván Velásquez, jefe de dicha Comisión. También dedican tiempo a encontrar alguna justificación que fundamente la petición de pedir el cambio de los embajadores de Suecia y Venezuela, porque lo de la “soberanía” no suena bien cuando resaltan el apoyo recibido por congresistas de Estados Unidos. Es muy probable que continúen entretenidos armando alguna artimaña para, contrario a las leyes, evitar publicar los nombres de quienes financiaron el viaje a Israel encabezado por Jimmy Morales, su familia y un amplio séquito de funcionarios.

Qué tal si prueba comunicarse con el Ministerio de Energía y Minas —rector de la producción, distribución y comercialización de la energía y los hidrocarburos— y pregunte si están haciendo algo, aunque sea analizar, con respecto al incremento del precio de las gasolinas. Cuénteles que a usted sí le impresiona que haya días en que las gasolineras tienen el mismo precio, sin importar la empresa comercializadora y contrario a las ideas de “competencia y libre mercado” que tanto pregonan. Seguro una contestadora le dirá que si marca uno le explicarán por qué el país está perdido con el cierre de la Mina San Rafael; si marca dos, le pueden profundizar en esa idea basándose en argumentos poco técnicos. Si marca tres, regresa al inicio del menú.

Ahora intente hablar con el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales, entidad que vela porque se cumpla el régimen concerniente a la conservación, protección, sostenibilidad y mejoramiento del ambiente y los recursos naturales en el país, así como el derecho humano a un ambiente saludable y ecológicamente equilibrado. Si le llegan a contestar no se extrañe escuchar el sonido del viento, es que les gusta andar en helicóptero. No le atenderán ningún reclamo sobre ríos contaminados o desviados. Ahora mismo están tratando de quedar bien con exesposas y alcaldes afines al partido oficial. Ni llame al Ministerio de Gobernación porque ahí están jugando a ser soldados, mientras en el de Salud están viendo cómo se traen al traste los logros del ministro anterior, y en el de Economía estudian los mensajes para que “tengamos fe” en los privilegios fiscales y plan para la prosperidad.

Finalmente, usted ya molesto se anima a llamar a la Presidencia de la República, quien debe velar porque la administración pública se desarrolle en armonía. Si tiene suerte le pondrán algún mensaje presidencial con risas grabadas. De lo contrario, espere alguna diatriba contra el Procurador de los Derechos Humanos o contra la Cicig; algún sermón mal dicho o un mala moraleja. En tres palabras: no hay gobierno, solo gente con poder para empujar sus propios y antisociales intereses.

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