CATALEJO
Necesidad de saber de geología y sismos
LAS CARACTERÍSTICAS y fenómenos naturales existentes en una región deben ser parte de la educación recibida tanto en los centros de enseñanza, en cualquier nivel, como una forma de permitirle a la población disminuir sus efectos. En los países avanzados donde cae nieve, donde hay huracanes o tornados, donde hay terremotos o riesgos de derrumbes y aludes, son comunes acciones como los simulacros. Un caso emblemático son Japón y Corea: allí hasta se llega a realizar paralizaciones de ciudades enteras, prácticas de la salida de edificios y casas de habitación. Los ciudadanos de estos países con riesgos específicos conocen de las razones de estos y saben cómo actuar. Están acostumbrados y por ello tienen conciencia de los peligros.
EN EL CASO DE GUATEMALA, es clara la ausencia de programas de explicación y conocimiento de cómo actuar, pero especialmente cómo no hacerlo, cuando ocurre alguna catástrofe natural. En el inconsciente de los guatemaltecos —pero también del resto de centroamericanos y de algunos países sudamericanos— los terremotos ocupan el primer lugar en la preocupación acerca de fenómenos naturales, pero de todos modos es lejana. Todos aceptamos, consciente o inconscientemente, la seguridad de sufrir al menos un terremoto fuerte durante el desarrollo de nuestra vida, pero en un país donde el último ocurrió el 4 de febrero de 1976, hace 39 años, alrededor del 60% o un poco más de la población actual no ha vivido una experiencia de este tipo.
EL CONOCIMIENTO ACERCA de los terremotos debe incluir temas como las placas tectónicas del planeta Tierra y la forma como se mueven, el cinturón de fuego del Pacífico, la geología del istmo centroamericano, por mencionar algunos ejemplos. Obviamente el fin no debe ser convertir a los guatemaltecos en expertos en estos temas, sino en conocedores de cómo se relacionan con la vida nacional. Por ejemplo, por qué no es lógico pensar siquiera en construir en laderas, y por qué es inaceptable la entrega de documentos de propiedad en lugares peligrosos. Es un conocimiento relativamente simple de divulgar, porque su lógica es muy evidente. Existe además la ventaja del interés despertado en la población por conocer las causas de las tragedias.
EN LOS TEMAS RELACIONADOS se puede mencionar cómo debe ser la actuación de los cuerpos de seguridad cuando ocurre una tragedia. A veces los resultados son contraproducentes: utilizar maquinaria antes de tiempo, lo cual aumenta el riesgo de la muerte de sobrevivientes. Otra es coordinar las labores de rescate y al mismo tiempo orientar a quienes llegan de manera voluntaria a ayudar o desean participar pero lo hacen armados solo con las mejores intenciones. De igual manera es fundamental saber cómo se desarrollará la acción cuando pase el efecto inmediato de la tragedia, y la vida de los sobrevivientes comienza a renacer y en la memoria de la comunidad otros hechos, muchas veces también trágicos, ocupan el lugar de este dolor generalizado.
LA CONDICIÓN ECONÓMICA y social de la ciudadanía es la más complicada y larga de solucionar, porque es el resultado de otras medidas relacionadas con criterios ideológicos y políticos. Pero la divulgación de cómo evitar o disminuir los riesgos es más efectiva porque se facilita su comprensión. Los programas, claro, necesitan de la cooperación de diversas instituciones y puntos de vista. A mi juicio, la mayor importancia radica en cómo se informa, es decir, cuáles son los documentos utilizados y quiénes han participado en su elaboración. La meta principal debe ser despertar la conciencia, en especial de los niños y de los jóvenes, cuyo porcentaje poblacional es mayoritario. Se puede, si hay voluntad, evitar nuevos Cambrayes.