Objetivos que no pierden vigencia
Desde el punto de vista de la seguridad vial, estos días se caracterizan por el aumento de tragedias y percances automovilísticos, algunos de mucha gravedad, como consecuencia de vehículos averiados o de la alta velocidad con que son conducidos, y porque algunos pilotos suman a ello el mortal factor del consumo de licor. Todo lo cual se complica con el mal estado en que se encuentran muchas carreteras.
Es notoria, lamentable y peligrosa la velocidad con que conduce un elevado número de pilotos particulares o del servicio de pasajeros. La mayoría lo hace por irresponsabilidad, la cual se origina en la ignorancia; primero porque en esta época se suele viajar en familia y eso hace que el peso de los automotores aumente sensiblemente, lo cual no parece ser tomado en cuenta, pero también sobresale el descuido de muchos conductores, que tampoco toman las precauciones debidas para asegurarse de que los vehículos se encuentren en buenas condiciones para viajar por largos trayectos.
Esta es una época en la que también sobresale la imprudencia de pilotos, pues es cuando las carreteras están más transitadas y por ello los cuerpos de socorro insisten en una conducción responsable, lo cual pasa por respetar los límites legalmente establecidos de velocidad, así como las elementales medidas de seguridad, tales como no rebasar en curva, sobre lo cual hay que insistir principalmente en el transporte público. Otra fuente de accidentes son los picops o camiones convertidos en transporte improvisado, que incurren en imprudencia.
Es importante insistir en fechas como esta en la necesidad de la prudencia y la cortesía, porque pueden ser factores determinantes en la reducción de la siniestralidad, sobre todo porque hay que recordar que muchas vías del país se encuentran deterioradas, pero también porque nuestras grandes arterias atraviesan trayectos cargados de peligrosidad y, además, porque en muchos de esos tramos tampoco son adecuadas las señales de tránsito, lo cual constituye un gran riesgo y por ello estas son sumamente primordiales cuando se conduce de noche.
Tampoco se puede dejar de mencionar que una buena parte de los accidentes automovilísticos son protagonizados por conductores particulares, sobre todo muy jóvenes, algo que ratifican las estadísticas de percances en carreteras, donde el número de víctimas aumenta dramáticamente en ese segmento poblacional. Por ello se debe insistir y apoyar las campañas de prevención, para evitar que el asueto se convierta en motivo de tragedias y lamentaciones; más bien se debe reforzar la educación vial.