TIEMPO Y DESTINO

Golpe moral y político contra la impunidad

Luis Morales Chúa

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El agresivo acoso a la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (Cicig) continúa deteriorando internacionalmente la imagen de las autoridades gubernativas guatemaltecas que intentan, por todos los medios a su alcance, deshacerse del comisionado de la ONU, Iván Velásquez.

El último corcho ha sido el retiro de los policías encargados de dar protección a la Cicig con el pretexto, tomado en serio por nadie, de que son indispensables en otros lugares.

Esto se suma al fiasco diplomático de declarar persona no grata al investigador colombiano, mediante cartas poco apegadas a los usos de redacción de la correspondencia diplomática.

Como antecedentes del desacierto deben ser anotados los viajes de funcionarios guatemaltecos a los Estados Unidos en busca de ayuda para echar al comisionado.

No han conseguido nada. Por el contrario, todas las respuestas han sido negativas, salvo las de uno o dos políticos estadounidenses que no conocen Guatemala, y no han olfateado la ola de corrupción administrativa que desde hace más de medio siglo golpea las costas y el corazón de nuestro país, lo cual es una de las grandes causas de la pobreza, de la falta de democracia y, en muchos casos, de la ausencia de apego al Derecho en el ejercicio de la función pública.

A las desesperadas y angustiosas solicitudes de ayuda contra Velásquez, el poder político de los Estados Unidos ha respondido negativamente. Una de esas respuestas es la fotografía publicada en medios de comunicación social. En ella aparece el embajador de los Estados Unidos, Luis Arreaga, a la par de Iván Velásquez. Cada uno muestra un cartel con la leyenda “Yo amo a la Cicig”.

Y al entendido por señas. 0 ¿es que el sector oficial interesado en librarse de las investigaciones internacionales contra la corrupción y otras formas de delitos estatales no entiende ese lenguaje?

Pues, si no lo entiende, ahora varios representantes (diputados) estadounidenses de los partidos Demócrata y Republicano han unido sus voces y deletreado el mensaje en términos tan claros que hasta un niño de cinco años puede entenderlo. Yo hago una traducción libre, a mi modo, para contribuir a la mejor comprensión del mensaje estadounidense. Espero lograrlo:

Nosotros, representantes demócratas y republicanos, apoyamos fuertemente el trabajo de la Cicig porque está contribuyendo eficazmente a combatir la corrupción oficial en Guatemala.

Nos molesta la decisión del Gobierno guatemalteco de poner en riesgo al personal de la Cicig, al retirar a numerosos agentes de la Policía Nacional Civil que estaban asignados a la Comisión. Esa disposición debe ser revertida inmediatamente, porque viola el compromiso adquirido por el Estado guatemalteco de cooperar ampliamente con la Cicig.

Nos complace que el Gobierno de los Estados Unidos haya salido esta misma semana a brindar un fuerte apoyo a la Cicig. Nos unimos al Departamento de Estado (Cancillería de los Estados Unidos) en su manifestación de apoyo a la Cicig. Y nos satisface que exista un ambiente bipartidista, en ese sentido. Nos satisface también que el Gobierno de los Estados Unidos mantenga con firmeza la estrategia de combatir las malas prácticas de los presidentes de Guatemala, El Salvador y Honduras.

Por otra parte, estimamos conveniente prorrogar el mandato de la Cicig; no menoscabar sus funciones sino, por el contrario, ampliar su campo de acción contra la trata de personas.

En fin, la lucha contra la corrupción no se detiene, y la mejor vacuna contra ese mal es, como alguien dice, la Cicig.

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