A CONTRALUZ

La importancia de saber cuántos somos

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¿Para qué va a servir la información recolectada en el censo? Muchas personas tienen dudas sobre la forma en que se van a utilizar los datos del XII Censo Nacional de Población y del VII Censo Nacional de Vivienda, y por eso tienen resquemores. No hay razón para temer. Este tipo de actividad es algo que practica periódicamente la mayoría de países porque proporciona información vital para desarrollar políticas públicas. Se trata de un estudio para conocer la cantidad de habitantes y recolectar información demográfica, social y económica. Saber, por ejemplo, cuántos hombres y mujeres hay en Guatemala, quiénes son indígenas y quiénes no, quiénes viven en una vivienda, cómo es esa vivienda, entre otros, permite saber las características humanas y materiales del país. El último conteo se realizó en el 2002, por lo que esa información ya no refleja la realidad guatemalteca. Las políticas públicas y las investigaciones socioeconómicas de los años recientes, que requieren datos confiables, se han desarrollado prácticamente a ciegas.

Los censos los encontramos a lo largo de la historia de la Humanidad. Fragmentos de tablas de arcilla hallados en la antigua Babilonia demuestran que desde el año 3800 a. C. se efectuaba el conteo de habitantes. Las civilizaciones china, egipcia, griega, romana, mexica, maya e inca hicieron sus respectivos conteos de personas, principalmente para efectos tributarios. También hay evidencias bíblicas. El Evangelio de Lucas relata que el emperador Augusto César ordenó hacer un censo para contar a la población que habitaba los territorios bajo el dominio romano. María embarazada y José tuvieron que trasladarse más de cien kilómetros, de Nazaret hasta Belén, porque el edicto determinaba que debían inscribirse en el lugar donde habían nacido. En la actualidad, el censo no tiene ningún carácter de conseguir información para aumentar impuestos y se efectúa en el lugar donde viven las personas.

El censo en Guatemala era una materia pendiente porque desde hacía 16 años no existía ningún conteo de este tipo. Se desconocía en términos estadísticos cuánto ha cambiado el país en términos demográficos, características de las personas y la situación de vivienda. Es difícil poder definir las prioridades de atención de servicios públicos, como salud, educación y vivienda, dirigidos a todos los guatemaltecos, si no sabemos cuánta población vive, dónde vive y cómo vive. Las Naciones Unidas recomienda recolectar esta información con intervalos de 5 a 10 años para tener datos recientes sobre lugar de residencia, estado civil, sexo, edad, hijos, lugar de nacimiento, situación laboral, ciudadanía, lengua materna, origen étnico, adscripción religiosa, nivel de estudios, población total, distribución y características de la vivienda familiar, entre otros datos.

En los últimos días, algunas personas y grupos extremistas tratan de asustar con el petate del muerto. Han lanzado información falsa sobre que el censo servirá como excusa para cobrar más impuestos. Se trata de una mezcla de ignorancia y divulgación de propaganda neoliberal acerca de que el censo solo busca financiar al Estado, porque el objetivo de ellos es estrangular la administración pública. Si ustedes, estimados lectores, están interesados en el desarrollo y progreso de los guatemaltecos no preste atención a ese discurso negativo. ¿Cómo no va a ser importante saber cuántos somos, dónde vivimos y cómo vivimos? Hasta esos extremistas terminarán utilizando esa información estadística más adelante. Por ello, invito a ustedes, estimados lectores, que cuando los censistas toquen a la puerta de su casa, les abran y les proporcionen información fidedigna.

Los datos que arroje el conteo servirán para construir un mejor país, al menos esa mi aspiración.

@hshetemul

ESCRITO POR:

Haroldo Shetemul

Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Pontificia de Salamanca, España. Profesor universitario. Escritor. Periodista desde hace más de cuatro décadas.

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