Otra componenda contra el sistema
La trampa para afianzar esas oscuras componendas entre los diputados lideristas y patriotistas no es nada nuevo y se está convirtiendo en una constante que preocupa, pues apenas un día antes de esta anómala elección se había afirmado que en la sesión de ayer no se elegiría al titular de la CGC. Esa fue una vil mentira que se confirmó al nada más comenzar la reunión, pues rápidamente fue modificado el orden del día, se declararon en sesión permanente y pronto se procedió a elegir a quien ahora tiene la misión de tapar la corruptela de sus electores.
Un argumento que debe ser tomado en cuenta para evidenciar el irregular proceder de los diputados cómplices es que Mencos nunca debió ser reasignado para ese cargo, pues ya lo ocupó en una ocasión y, en consecuencia, lo que hizo el Congreso se convierte de inmediato en un delito, pues está prohibido por la Constitución de la República, que expresamente consigna en su artículo 233: “En ningún caso el Contralor General de Cuentas podrá ser reelecto”.
Sin embargo, lo más abominable de esta nueva fullería es que con esta acción se vuelve a dar un paso hacia la consolidación de un modelo de corrupción, pues ya en el pasado Carlos Mencos se mostró como una figura opaca que nunca hizo nada por cumplir con sus obligaciones, y por ello es que los diputados encontraron en él un alfil cómodo y confiable para apañar sus excesos. Un caso que evidencia su nulo paso por la CGC fue que pese a las denuncias de irregularidades en la construcción del aeropuerto La Aurora, no hubo una sola acción seria al respecto.
Otra faceta, igualmente preocupante de esta nueva elección parlamentaria, es que como compensación por el apoyo, un diputado del adulterado opositor Líder presidirá la Comisión de Finanzas, figura clave en la asignación de recursos para muchos proyectos que deben precisamente conseguir la aprobación de sus integrantes, o por lo menos de los más cercanos a estas roscas de poder. Lo mismo ocurrió con el reparto de otras salas que ratifican los opacos acuerdos que caracterizan a la actual legislatura, que ha perdido todo vestigio de vergüenza, en detrimento de los guatemaltecos que los eligieron.
Por si quedara alguna duda de la perversa alianza entre estos dos partidos, fue insólitamente pronta la presencia de Carlos Mencos en el Congreso. Fue el único aspirante que se encontraba en las proximidades de ese organismo y por ello bastó una llamada para que acudiera a prestar juramento. Esto no es más que otro síntoma de retroceso para la institucionalidad, pues en ningún caso puede esperarse que el nuevo contralor ejerza con independencia y dignidad un cargo por el cual ya debe muchos favores.