ALEPH
#Pacto de golpistas
Del Pacto de Corruptos mutaron al Pacto de Golpistas, porque las especies que buscan sobrevivir se transforman en lo que sea para adaptarse al medio que las incuba y hospeda. Pasaron de ser los protagonistas de la corrupción a tratar de impulsar un golpe de Estado, rompiendo para ello el orden constitucional —desacatar una orden de la Corte de Constitucionalidad (CC), impidiendo el ingreso de Iván Velásquez, jefe de la Cicig, es un golpe técnico) y legislando para crear un contexto favorable al golpe —reformar la Ley en materia de Antejuicio—.
Todo ello encabezado por Jimmy Morales, quien constituye hoy la amenaza mayor para Guatemala. No porque él solo pueda hacer algo, sino porque se ha convertido, históricamente, en el tonto más útil de los corruptos de todas las esferas. ¿Cómo justificar o defender la postura de alguien que, usando el poder que le confiere la más alta magistratura del Estado guatemalteco, viola varios artículos de nuestra Constitución Política y, además, manda sacar al Ejército a las calles como símbolo de una evidente amenaza a Cicig, CC, Embajada de EE. UU. y ciudadanía en general?
Es tan viejo el Pacto de Corruptos y tan intocables han sido sus pactantes que hasta alguien que dice representar a la Asociación de Dignatarios de la Asamblea Nacional Constituyente ha salido a defender el viejo orden. Como si no supiéramos que ese “digno” representante no solo no pidió la opinión de todos los asociados, sino que desfalcó al IGSS en los tiempos de Laugerud García. Las recientes acciones de Jimmy Morales ni se basan en la ley ni son acordes y coherentes con los principios generales del derecho. Es un claro caso de abuso de poder y nadie duda que sea porque hay suficientes razones para que los pactantes de la corrupción quieran sacar a Cicig y a Iván Velásquez de Guatemala: casos como Botín de la Propiedad, Odebrecht, Financiamiento Ilícito FCN-Nación con todo y la solicitud de antejuicio para Jimmy Morales, y todos los otros que surgen a partir de La Línea. Hay muchos interesados en que nada cambie, pero la orden del secretario general de Naciones Unidas es que el trabajo de Velásquez continúa.
Cinco son los ámbitos que, a mi parecer, han intervenido recientemente los corruptos para concretar acciones a su favor: el estratégico, el político, el legislativo, el comunicacional y la calle. Todo, a una gran velocidad. En lo estratégico, realizaron en los últimos ocho meses cambios claves en los ministerios de Gobernación, Defensa, Relaciones Exteriores, el Congreso y la SAT; en lo político, las negociaciones se intensificaron con las elites económicas, políticas, militares, judiciales y eclesiales del país y con sus cabildeadores en Washington; en lo legislativo, cerraron filas en el Congreso para posicionar una agenda de leyes regresivas y discrecionales; en lo comunicacional contaron con netcenter y trolls pagados, además de campañas en TV abierta y medios de Ángel González y redes; y a la calle sacaron el tema del aborto en medio de la crisis política, apoyando una marcha religiosa, a la cual quisieron imponerle (sin éxito) el tinte político, y para la cual trajeron a miles de personas en buses, que no sabían ni a qué venían y que se unieron a muchas más que ejercieron el libre derecho que tienen de manifestarse en contra del aborto (lo cual se respeta profundamente).
Este Pacto de Corruptos lo tenía todo considerado, menos que el general Melgar Padilla fuera capturado y que Rabbé o Baldizón regresaran tan pronto al país. De allí las marchas forzadas y las decisiones de un Pacto de Golpistas que está atentando contra esta frágil democracia. Pero cuando un gobierno actúa como una dictadura, la obligación nuestra es actuar como pueblo soberano. Guatemala nos vuelve a doler y golpeados estamos, pero no derrotados.
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