En la década de los 90, la mayoría de las líneas telefónicas estaban en áreas urbanas y en manos de una minoría de la población. El acceso a la telefonía fija en las zonas rurales era limitado. La liberalización del sector de las telecomunicaciones y la introducción de la telefonía móvil en Guatemala comenzaron a cambiar este panorama en la década de 2000, ampliando el acceso al punto que hoy en día se estima que hay más de 20 millones de líneas celulares en un país cuya población es de alrededor de 18 millones de personas. Es decir, ¡hay más líneas telefónicas que celulares!

Este tipo de avance acelerado se puede llamar un “salto cuántico”, que en el ámbito de la física se utiliza para describir un cambio o transición abrupta y discontinua entre dos estados distintos.

Hoy tenemos la oportunidad de experimentar de nuevo un salto cuántico, esta vez en una de las áreas más importantes para crear prosperidad económica: La Educación.

El matemático británico Conrad Wolfram argumenta que la enseñanza de las matemáticas necesita una transformación fundamental para preparar mejor a los estudiantes para el futuro. Según Wolfram, la matemática tradicional se centra demasiado en la realización manual de cálculos, algo que las computadoras pueden hacer de manera más eficiente y precisa. En su lugar, propone un enfoque en el pensamiento computacional, que implica formular problemas de manera que puedan ser resueltos usando algoritmos y computadoras. Este enfoque no solo es más pertinente en la era digital, sino que también estimula habilidades críticas como la resolución de problemas, la lógica y la creatividad.

El pensamiento computacional incluye el reconocimiento de patrones, la abstracción, la creación de algoritmos y la descomposición de problemas complejos en partes más manejables. Estas habilidades son esenciales en una amplia gama de campos, no solo en ciencias de la computación.

Para Guatemala, adoptar el pensamiento computacional en la educación representa una oportunidad única de realizar un salto cuántico en la calidad y relevancia de su enseñanza. Al enfocarse en esta metodología, no solo se prepara a los estudiantes para carreras en sectores tecnológicos, sino que también se les equipa con habilidades versátiles aplicables en diversos ámbitos profesionales y personales.

La implementación de este cambio requiere una revisión curricular y la capacitación de los educadores en las bases del pensamiento computacional. Este es el reto y a la vez la oportunidad para los emprendedores que quieren impactar el sector educativo.

En su charla TED, Wolfram afirma que “el país que haga esto primero, adelantará a los demás en lograr una economía y una perspectiva mejoradas”.

¿Estaremos listos para aprovechar esta oportunidad?