PLUMA INVITADA

Despotismo y democracia

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Hoy es el momento en que en Guatemala no se respetan leyes. La arbitrariedad e ignorancia están presentes. En lo público y lo privado se ignora la vida civilizada. Cuando la inteligencia de unos pocos es obnubilada por la perversión de tiranos y déspotas, la opinión de la mayoría, que es la que garantiza la democracia, se pierde. Surge cualquiera de los regímenes que Aristóteles calificó de dañinos, entre ellos la anarquía: ausencia y vacío de poder.

Es necesaria la lectura de obras de Tocqueville o Montesquieu. Rescatar elementos de Maquiavelo y Pareto, para encontrar la filiación de la perdida democracia en Guatemala y la utilización de mecanismos de regímenes políticos como el despotismo, que destruyen las bases de la civilización en las elecciones políticas del 2023, unido al fracaso político democrático del período presidencial 2020-2023.

Leer no es un requisito para votar. Y leer es decodificar la realidad a partir de las comunidades históricas que nos han precedido. Nadie lee sobre el proceso electoral que llevó al poder a Alejandro Eduardo Giammattei Falla en una sesión que se retrasó cuatro horas. Sin acuerdos con su vicepresidente, Guillermo Castillo Reyes, y el despotismo en la elección de la Corte de Constitucionalidad 2021.

La destitución en 2021 en la Fiscalía Especial Contra la Corrupción para evitar que por distintas razones el actual gobierno no terminara su mandato es muestra de una reacción del pueblo, como ocurriera previo a la Revolución Francesa, con el despotismo ilustrado, que utilizaba serviles adeptos a decisiones fuera del marco del estado de Derecho.

' Leer no es un requisito para votar, cuando leer es decodificar la realidad.

José Miguel Argueta

La persecución y venganza en contra de ciudadanos, como sucedió en el pasado, aparece y se acrecienta. En el buen estilo de Rafael Arreaga Bosque y Carlos Paz Tejada, que oprimieron a la población en la década de 1960 y dieron como resultado la eliminación de la opinión de la mayoría. Las acciones de limpieza social de la población civil fueron premiadas por el gobierno de El Salvador con la orden José Matías Delgado; por el gobierno de Honduras, con la orden Francisco Marroquín, y la Cruz del Mérito del gobierno de México.

Anteriormente, al inicio de la década de los 70, empieza una represión que acaba con la libre manifestación democrática y lo evidencia la placa conmemorativa que se encuentra en el Paraninfo universitario y recuerda el asesinato de Salvador Orozco, Álvaro Castillo Urrutia, Julio Arturo Acevedo, Julio Juárez y Ricardo Carrillo Luna. Es una muestra de los hechos que repiten la historia en la defensa de la autonomía universitaria. Hoy esa autonomía ha desaparecido por completo y la Universidad de San Carlos de Guatemala es la muestra clara y presente de un despotismo militante, unido a narcotráfico y crimen.

Para los buenos ciudadanos queda un camino: el exilio, como les sucedió al escultor Dagoberto Vásquez y al escritor Mario Monteforte Toledo, entre otros, ante el aparecimiento libre de los regímenes militares.
La represión de la población opuesta a todo constreñimiento de orden jurídico legal, que dañó la estructura del gobierno por intereses puramente personales, daña las bases de la democracia, aunque sea paliada por progreso social aislado. Recordemos la Historia: en 1960, el pacto político entre el Partido Revolucionario, la Democracia Cristiana y el Movimiento de Liberación Nacional.

Ahora, como se ha dicho por múltiples personajes ciudadanos ilustres, el proceso electoral coopta la Usac y pone en peligro las elecciones. Esto echa por tierra lo avanzado como nación civilizada.

ESCRITO POR:

José Miguel Argueta

Profesor universitario del curso Unión Europea. Formación doctoral en Derecho en la Universidad Francisco Marroquín y Comunicación Estratégica en la Escuela de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Politólogo de profesión.