PLUMA INVITADA

EE. UU. debe donar aviones modernos

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El nuevo y controvertido brete surgido por la compra y posterior cancelación de los famosos aviones argentinos para combatir supuestamente al tráfico de drogas, que desde hace años viola casi a diario nuestro cielo, tierra y mares sin solución alguna, enmarca en la problemática del continuado actual electoral y el angustiado y tradicional calvario corrupto, criminal e inseguro y demás lacras políticas y sociales que humillan a los guatemaltecos, indiferentes, en buena mayoría, a la pasividad de muchos gobiernos que han dejado incorregibles daños a la patria.

' Presidentes del país del norte son responsables de milenario, astronómico e inconstitucional paso de drogas por Guatemala.

Jaime Córdova Palacios

Estados Unidos, pese a famosos convenios internacionales con intereses que el pueblo ignora, debería pagar la constante cantidad millonaria local invertida en el incierto control aéreo, terrestre y marítimo de droga que insensatos y poderosos extranjeros trasladan del sur a ese país del norte. Guatemala, ajena a dicho flagelo, solamente exige que su espacio sea liberado del arbitrario paso de narcotráfico.

Las fuerzas militares, responsables de la protección territorial, utilizan equipos tradicionales, no ajustados a la actual tecnología. Estos invasores extranjeros surcan casi a diario nuestro territorio con naves aéreas, terrestres y marítimas.

Constantes aviones aterrizan, levantan vuelo, se accidentan, son incendiados, abandonados con pérdidas millonarias que no les importan, pues recuperan cuantiosa droga que trasladan a sitios seguros locales y luego, vía México, a destinos de los Estados Unidos.

Autoridades gubernamentales y militares gastan millones en capacitación, movilización, control y débil combate del narcotráfico, con personal y vehículos marítimos y terrestres —aéreos no— que deberían pagar los Estados Unidos, supuestamente perjudicado por el trasiego. El controversial negocio de las naves argentinas, en un marco de dimes y diretes, presuntamente ha quedado cerrado, según declaraciones oficiales de los gobiernos involucrados, incluyendo a la empresa fabricante. Desaparece también la insólita voz de un alto funcionario nacional que inicialmente dijo no saber nada del tema.

Se asegura que existen convenios internacionales que prohíben a militares locales derribar aviones con drogas, pero ¿qué sucedería si una nave chapina volara en idéntica condición en otro país? Seguramente sería tumbada. Sorprende que no se registren capturas de narcos, pilotos y ayudantes, funcionarios, empresarios, políticos, propietarios de fincas y pistas clandestinas, y vecinos que por dinero agreden a las autoridades y protegen a estos extranjeros.

Macabro rastro dejan estos sujetos a su paso por nuestro país, perjudicando a muchos habitantes débiles, unos, y con intereses delictivos, otros. Lo más doloroso, el impactante perjuicio humano a tantos adolescentes y jóvenes pobres con ambiciones de superarse, pero sin recursos a su alcance, con futuro incierto, hasta prisión y muerte, con repudiable empuje de mafiosos nacionales aferrados al poder y dinero que temprano o tarde pagarán. Negociantes de drogas deambulan con libertad por calles, colonias, parques, escuelas, y casas. Muchos caen por acción policíaca pero pronto recobran su libertad, por malos jueces.

Incide también en prisiones, con ayuda de algunos jefes y guardias, para calmar la tristeza de procesados por delitos menores en juicios estancados, acoso, extorsión, falta de trabajo, hacinamientos y no vivir con sus familias, así como reos arrepentidos con largas penas.

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