LA BUENA NOTICIA

Política para la paz

Víctor M. Ruano

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En medio de un mundo que se desgarra a pedazos, la Iglesia en el año recién iniciado nos invita a hacer “de la no violencia nuestro estilo de vida”. Esta es la propuesta central que se desprende del mensaje del Papa para la Jornada Mundial de la Paz titulado “La no violencia: un estilo de política para la paz”. Hace 50 años, Pablo VI impulsó esta iniciativa, que marca cada año las grandes líneas del quehacer diplomático de la Iglesia para la construcción de la paz.

Una genuina política para la paz es la única que puede transformar “el orden mundial”, más aun si se reconoce el rol de las víctimas de la violencia, quienes al vencer “la tentación de la venganza, se convierten en los protagonistas más creíbles en los procesos no violentos de construcción de la paz”.

Al mirar nuestro pasado reciente constatamos que nuestro mundo “fue devastado por dos horribles guerras mundiales, conoció la amenaza de la guerra nuclear y un gran número de nuevos conflictos, pero hoy lamentablemente estamos ante una terrible guerra mundial por partes”, que está provocando “un enorme sufrimiento que conocemos bien: guerras en diferentes países y continentes; terrorismo, criminalidad y ataques armados impredecibles; abusos contra los emigrantes y las víctimas de la trata; devastación del medio ambiente”.

No se necesita tanta inteligencia de los líderes mundiales ni de los ciudadanos para caer en la cuenta que la “violencia no es la solución para nuestro mundo fragmentado. Responder con violencia a la violencia lleva a la emigración forzada y a un enorme sufrimiento, ya que las grandes cantidades de recursos que se destinan a fines militares son sustraídas de las necesidades cotidianas de los jóvenes, de las familias en dificultad, de los ancianos, de los enfermos, de la gran mayoría de los habitantes del mundo… lleva a la muerte física y espiritual de muchos”.

Nos recuerda el Papa que “también Jesús vivió en tiempos de violencia”, pero en su conducta histórica y en sus enseñanzas nos ofreció una alternativa “radicalmente positiva” frente a la guerra y al odio al trazar “el camino de la no violencia, que siguió hasta el final, hasta la cruz”. En su propuesta “el amor a los enemigos” constituye el núcleo de la “revolución cristiana”. Esta es la consigna de la no violencia activa, que no es rendirse ante el mal sino responder al mal con el bien, rompiendo así la cadena de la injusticia.

La humanidad ha contado con insignes ciudadanos que han hecho de la no violencia activa su estilo de vida y de lucha por la paz y la justicia: Teresa de Calcuta, mujer pobre construyendo la paz entre los pobres; Mahatma Gandhi y Khan Abdul Ghaffar Khan, promoviendo la liberación de la India; Martin Luther King, luchando contra la discriminación racial; Leymah Gbowee y miles de mujeres liberianas organizando encuentros de oración y protesta no violenta.

La política para la paz encuentra su fuente de inspiración en las bienaventuranzas, que diseñan el perfil de la persona feliz, buena y auténtica. Son bienaventurados los mansos, los misericordiosos, los que trabajan por la paz, los puros de corazón, los que tienen hambre y sed de la justicia. En el 2017, “todos podemos ser artesanos de la paz”.

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