EDITORIAL
Primer paso en los cambios a la LEPP
El presidente Jimmy Morales dio ayer un importante paso en materia política y electoral al sancionar las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos (LEPP). Aunque al principio trascendió que el mandatario vetaría la norma, la presión ejercida por diversos sectores y la propuesta de iniciar una revisión de inmediato de parte del presidente del Congreso, Mario Taracena, facilitaron la decisión del jefe del Ejecutivo.
La nueva LEPP no es perfecta y su contenido deja vacíos importantes que deberán ser discutidos y analizados sin demora alguna. No obstante, es un instrumento que alienta a la población para seguir exigiendo y logrando cambios importantes en la estructura legal del país, con efecto directo en el desarrollo de la actividad política.
La discusión sobre la aprobación del presidente Morales tiene varias semanas de gestión. Hubo sectores que le pidieron dar este paso y se comprometieron e impulsar una versión más desarrollada en el corto tiempo, lo que de alguna manera los compromete a vigilar y bregar para que ello ocurra. Y hubo uno que alentó al mandatario a impulsar el veto, ya que lo que el Organismo Legislativo aprobó estaba muy lejos de las expectativas del gobernante y de muchos otros grupos.
Una discusión tan enfrentada siempre tiene dos caminos cuando llega al despacho presidencial. Por eso las posibilidades de sancionar —es decir, aprobar— o vetar, o sea desechar la ley, son reales y auténticas, pues ambas representan la decisión del Ejecutivo. Nada de extraño tiene que un mandatario asuma cualquiera de las dos opciones, sabido de que haga lo que haga su firma hará realidad un instrumento legal de efecto sobre la vida del país.
En el peor de los casos posibles, un gobernante puede detener su decisión y permitir que el enfrentamiento entre fuerzas genere un escenario del cual nadie sale bien librado, ya que en el proceso habrá mucha argumentación que dañará la ley que sigue vigente o la nueva que se quiere impulsar. Por eso, el período de sanción o veto debe ser constructivo, si bien atendiendo los defectos y carencias, pero pensando ante todo en lo que se avanza.
Se percibe un clima de aprobación a la medida. Morales actuó correctamente porque en lugar de cargarse en soledad la decisión de detener un proyecto de ley ha conseguido trasladar la presión a los sectores que propugnan una necesaria revisión y reforma de esta nueva normativa a la brevedad. Con ello los sectores académicos y de la sociedad civil podrán hacer oír su voz, tal y como ocurrió el año pasado, cuando el clamor popular dio al traste con un gobierno que, hoy desde prisión, debe responder por sus excesos.
La LEPP dio un primer paso hacia su transformación. No se debe descuidar el proceso que sigue y deberá convertirse en el primer punto de agenda política del país, para que no queden en el olvido muchos cambios que aún están en la agenda de los ciudadanos y que tienen una innegable importancia. Los políticos, y en especial los congresistas, deben comprender cómo son las reglas del juego. En caso contrario, el pueblo ya sabe cómo hacer escuchar su voz y puede repetirlo.