EDITORIAL

Prudencia y honestidad se hacen indispensables

En Guatemala se ha generalizado el sentimiento de que no se puede tolerar más la corrupción. A partir de ahora, cuando diferentes sectores insisten en un diálogo para superar ese estigma, es claro que debe girar en torno a los mecanismos, acciones y discursos creíbles para contrarrestar sus efectos, pero también para depurar instituciones claramente cooptadas por gente opuesta.

Ayer, el presidente Jimmy Morales dio inicio a un arriesgado proyecto de giras, programadas a raíz del recrudecimiento de una crisis que desencadenó él mismo hace cinco semanas, en búsqueda de respaldos y baños de multitudes que tienen el riesgo de confundirlo más y hacerle creer que cuenta con apoyo popular, un cuadro del cual podría estar muy lejano.

Durante una presentación en Izabal, el mandatario estuvo acompañado del exdiputado del partido Líder Édgar Leonel Castañeda, representante de los ganaderos de la región, y del alcalde de Los Amates, Milton Pantaleón Portillo, contra quien existen varios señalamientos en el último informe de la Contraloría General de Cuentas. Todo parecía preparado para la ocasión, pues las cartulinas de algunos asistentes coincidían con frases del reciente discurso de Morales en la asamblea de la ONU.

En estos momentos se debe actuar con bastante prudencia, porque muchas posturas se irán radicalizando y se corre el riesgo de que esa polarización sea utilizada por quienes de verdad tienen mucho interés en que no se fortalezca la institucionalidad, lo cual sin duda será perjudicial para todos los guatemaltecos.

El gobernante también debe hacer un enorme esfuerzo por ser creíble, pues cuando denuncia que la persecución no debe ser selectiva, como lo hizo ayer en Izabal, olvida que contra él existen serios señalamientos y además se suman nuevas denuncias de haber recibido de manera anómala recursos para su campaña electoral, lo cual pone en el umbral de su puerta nuevas solicitudes de antejuicio en su contra. Debe entonces ser cuidadoso para que todo esto no se preste a confusiones.

Tal actitud es vital, porque en torno al mandatario confluyen oscuros intereses por frenar los esfuerzos anticorrupción, además de sectores que notoriamente están preocupados por el fortalecimiento de las instituciones. Este otro objetivo también requiere de mucha responsabilidad y de un amplio respaldo y claridad, como ya lo hizo oficialmente el sector privado al enfatizar que en la lucha contra la corrupción no se debe dar ni un paso atrás.

Se trata de una certeza en la que también la mayoría ciudadana está de acuerdo, y para lo cual solo se requieren palabras y acciones convincentes, alejadas de alimentar el descontento entre una población que cada vez se pronuncia con mayor claridad contra quienes han hecho de la política un negocio y un cartel en favor de la impunidad.

Aquellos que han utilizado la política como un modelo de enriquecimiento inmoral o para hacer negocios oscuros y desventajosos para los guatemaltecos deben hacer un supremo esfuerzo de honestidad por contribuir a generar un cambio en el país, lo cual pasa por la urgente depuración de quienes han demostrado una conducta intolerable en el sector público.

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