EDITORIAL
Revés al consenso climático global
Estados Unidos ha puesto una vez más en vilo al mundo con la decisión anunciada ayer por el presidente Donald Trump de abandonar el Acuerdo de París, el cual fue firmado, después de años de esfuerzos, por 195 países, en 2015, y buscaba limitar el calentamiento global a través del uso de energías sostenibles.
El anuncio causó de inmediato una reacción mundial en contra de la decisión y solo del lado republicano se escucharon voces de adulación a la decisión del polémico empresario. Los líderes en la Cámara de Representantes, Paul Ryan, y en el Senado, Mitch McConnell, se congratularon con la medida al considerar que era un mal acuerdo sobre el clima porque afectaba al sector laboral estadounidense.
Las reacciones de otras potencias han sido enérgicas, como el comunicado que firmaron los presidentes de Francia, Alemania e Italia, quienes advirtieron a Estados Unidos de que el Tratado de París no es negociable, en abierto desafío a Trump.
En todo caso la medida tomada ayer por el gobierno estadounidense no tiene un efecto inmediato y por lo menos deben transcurrir tres años para formalizar la decisión y un año más para completar el proceso, lo que implica que un nuevo presidente podría ratificar o no la decisión si Trump no fuera reelecto.
Ángela Merkel lamentó la decisión y pidió proseguir con la política climática “que preserve nuestra Tierra”. El expresidente Barack Obama emitió un comunicado en el que calificó la medida de su sucesor como un “rechazo al futuro” y el gobernante francés, Emmanuel Macron, declaró que “Trump cometió un error para el futuro de nuestro planeta y que nada es negociable”.
Sin duda esta nueva decisión de Trump va en consonancia con sus promesas populistas de campaña, aunque en este caso sus implicaciones son de alcance global, pero también han generado impactos a lo interno de su administración, como por ejemplo la decisión del fundador de Tesla, Elon Musk, quien renunció a seguir siendo el consejero empresarial del mandatario. El gerente ejecutivo de General Electric expresó en Twitter que se sentía “decepcionado” del pronunciamiento oficial, mientras los poderosos consorcios Exxon-Mobil, Chevron y General Motors anunciaron que mantendrán su apoyo a los Acuerdos de París.
Cabe la posibilidad de que una vez más el mandatario estadounidense haya volcado su criterio sobre bases eminentemente empresariales y nacionalistas, sobre la premisa de que supuestamente todo el mundo se aprovecha de Estados Unidos, lo cual resulta difícil de creer por el histórico poderío de ese país durante la última centuria, pues lo contrario indicaría una actitud blanda de sus negociadores en distintos foros mundiales.
Con esta nueva acción, el presidente Trump le ha dado un duro revés al multilateralismo y su decisión también podría ser una paso más hacia el socavamiento de liderazgo mundial estadounidense, que durante la última centuria ha impuesto las reglas del juego, con lo cual, lejos de fortalecer a su nación, despeja el camino al surgimiento de un nuevo liderazgo por una causa sobre la que pocos dudan que se deben hacer enormes esfuerzos a fin de evitar una creciente amenaza sobre la humanidad.