EDITORIAL
Sigue derrumbe de los patriotistas
El anuncio de las capturas y órdenes de aprehensión contra cinco exintegrantes del gabinete de Otto Pérez Molina y de Roxana Baldetti no solo ponen de manifiesto una vez más el nivel de acciones derivadas de la corrupción, sino que también colocan a más exfuncionarios en la lista de quienes realizaron gastos que solo pueden ser explicados si se integra el enriquecimiento ilícito y el convencimiento de la impunidad, que era el motor principal de regalos absurdos producto de creer que los guatemaltecos iban a aceptar de hecho cualquier excusa, en la lejana posibilidad de que resultara necesario hacerlo.
Haber participado en la “cooperacha” para pagar regalos millonarios al presidente Pérez Molina también es prueba de incapacidad por entender que si estaban siendo mal aconsejados o forzados a hacerlo, no debieron haber aceptado, porque de descubrirse estaban en una posición indefendible.
Es importante destacar que entre los detenidos hay dos exministros de la Defensa, Manuel López y Ulises Anzueto; uno de Comunicaciones, Alejandro Sinibaldi; uno de Gobernación, Mauricio López Bonilla; y otro de Energía y Minas, Érick Archila. La orden internacional de captura contra los dos últimos los coloca en una posición imposible de soslayar.
El escándalo resalta por la enorme cantidad de dinero aportada por los acusados para comprarle regalos a Pérez Molina: una lancha de Q2 millones, un helicóptero de US$3.5 millones y una mansión a la orilla del mar. A la ex vicepresidenta Baldetti le llegaron regalos en efectivo o en cheques, también por maniobras trianguladas con numerosas empresas de cartón. Ello comprueba el señalamiento de que el Partido Patriota y sus dirigentes se organizaron como una gavilla política dedicada al saqueo más despiadado de los dineros de la Nación. Es posible que las investigaciones del MP y la Cicig alcancen a más exfuncionarios.
Es justo señalar que, el mismo sábado, numerosas personas fueron a manifestar frente al Palacio Nacional de la Cultura, en una jornada espontánea, a causa de que nadie sabía de la magnitud de esta nueva andanada del MP y la Cicig. Aunque esa protesta no haya tenido la magnitud de las del año pasado, demuestra que los guatemaltecos de todos los sectores están firmes en su rechazo a la corrupción. Esto debe servir de advertencia no solo a quienes en regímenes pasados ejercieron el gobierno, sino a los integrantes de la presente administración y del actual Congreso. El descaro, desparpajo y ostentación de quienes integraron el gobierno patriotista fue mayor que el de los anteriores. Por eso, la investigación debe adentrarse en el tiempo, y por ello causar preocupación en muchos exfuncionarios a partir de 1986.
El sistema está podrido desde hace años. Las acciones de la Cicig no pueden circunscribirse solo al régimen anterior y sus principales figuras. Aún falta mucho camino por recorrer, pero lo ya logrado retoma la admiración y el interés internacional, pero sobre todo porque los guatemaltecos han dado ejemplo de apoyo en la lucha contra la corrupción, tal vez el mayor de los motivos por el que Guatemala retrocede cada vez más en una también creciente cantidad de temas.