“Lo que necesitamos está hasta en el fondo. En todo el trayecto nos presentan opciones que no están en la lista de compras pero que se fijan en la mente y el último asalto es en la caja, con los niños que piden golosinas que colocan en este punto”, comenta el experto, autor del libro Cómo hacerla en la vida, que contiene un capítulo dedicado a este tema.
Otra estrategia es que los productos que quieren vender los colocan en los estantes a la altura de la vista, mientras que los que saben que se deben comprar aparecen abajo —a la altura de los pies— o hasta arriba. “El esfuerzo para alcanzarlos se hará de cualquier modo”, explica Palacios.
Otra táctica es que en la entrada suelen colocar los productos que están en oferta. “Está el mensaje de compre dos por el precio de uno, aunque realmente uno no lo necesite. Entonces el consumidor piensa: ‘como está en oferta, voy a aprovechar”, refiere el experto.
El blog de psicología Psinergia revela otros trucos claves, como el carrito de compras, que suele ser grande. También se emplea un fondo musical que extienda el tiempo de compra, el cual dura, en promedio, 55 minutos.
Otras técnicas son el uso de colores en distintas secciones. Por ejemplo, verde en frutas y verduras, para dar la sensación de frescor, y rojo o naranja incitan a comer. Las luces fluorescentes se colocan en la sección de productos perecederos, para aumentar la sensación de frescura de estos.
Cómo contrarrestar
¿Cuán seguido ir de compras? Lo menos posible. Lo ideal sería ir cada 15 días, pero para ello la casa debe tener una alacena bajo llave, afirma Palacios.
Fabiola Rodríguez, directora de Programas de la Facultad de Educación de la Universidad del Istmo, opina que la compra de productos no perecederos se debe hacer quincenalmente. Sugiere que para la compra de la verdura y la fruta se tenga un presupuesto semanal y se haga en los mercados. “Es mejor por el precio, la variedad y la frescura, aunque se tiene el inconveniente de la falta de tiempo y el transporte”, comenta.
Según Palacios, ir al mercado representa una economía de hasta el 30 por ciento, comparado con el gasto en el supermercado, ya que los vendedores informales no tributan.
El alza de los productos de la canasta básica también obliga a organizar mejor los menús en casa. Rodríguez recomienda revisar el consumo familiar y aprender a organizar recetas mensuales. “Sin darnos cuenta utilizamos los mismos productos todos los días y gastamos más”, afirma.
Planificar las comidas permitirá reducir los días de consumo de carne, hacer menos recetas que lleven huevo o crema. “Ahora existe infinidad de recetas de vegetales, legumbres y pastas que se pueden hacer en casa, solo es cuestión de plantearlo y organizarlo”, dice Rodríguez.
Lo más importante, resalta, es el balance. El hecho de establecer un menú, un presupuesto y un día determinado para ir al supermercado “no significa que de vez en cuando no tengamos derecho a darnos un gusto, siempre y cuando no nos excedamos”, comenta Rodríguez.