Revista D

“Cuando se naturaliza la violencia se legitima”

Tracie Méndez Saravia, comprometida con las adolescentes víctimas de abuso sexual.

Foto Prensa Libre: Hugo Oliva

Foto Prensa Libre: Hugo Oliva

Detrás de la tragedia y el dolor de cada niña que ha sufrido abuso sexual, hay una mujer dispuesta a tenderle de la mano y acompañarla en la denuncia y recuperación de su dignidad.

Maestría en docencia universitaria con énfasis en Andragogia (2015).

Licenciada en Ciencias Jurídicas y Sociales por la Universidad de San Carlos de Guatemala (2011).

Coordinadora general del Colectivo de protagonismo infanto juvenil.

Secretaria técnica del Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva (Osar) de Jalapa.

Tracie Méndez Saravia, de 28 años, está convencida de la necesidad de luchar con ahínco en la defensa de los derechos de los niños, adolescentes y mujeres.

Desde hace 15 años lidera el Colectivo de Protagonismo Infanto Juvenil (Copij) en Jalapa, un grupo que trabaja en erradicar la violencia. Actualmente es secretaria técnica del Observatorio en Salud Sexual y Reproductiva (Osar) en dicho departamento.

Tuvo a su única hija cuando tenía 16 años, y fue a partir de entonces que se dio cuenta de la necesidad de trabajar en programas educativos de salud sexual y reproductiva. También en denunciar y acompañar a las decenas de menores y adolescentes víctimas de abuso sexual.

En este camino se ha topado con instituciones que hacen oídos sordos y con comunidades que persisten con prácticas incestuosas.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) reconoció a Copij como el mejor grupo de jóvenes emprendedores a favor de la prevención de la violencia en el 2014.

¿Que la motivó a involucrarse en grupos de jóvenes?

Desde muy joven, junto a un grupo de niños, fundamos el Colectivo, una iniciativa para luchar contra el maltrato infantil, además de participar como voluntaria en otros espacios.

La mayoría de jalapanecos tiene una cultura machista, por eso creo que es fundamental empoderar a la mujer.

En una cultura machista, como usted la define, seguro fue difícil ser madre a los 16 años.

Fue complicado, en lo personal porque una adolescente no comprende en su totalidad este cambio de ser madre; y en la parte social, el prejuicio de un pueblo. Nuestra sociedad, por lo general, culpa a las mujeres.

Y aunque intentaron expulsarme del colegio, no he dejado de estudiar.

Un pueblo machista.

Sí, entre otras costumbres, muchas incestuosas que persisten y limitan las oportunidades para las mujeres.

Recientemente, por ejemplo, encontramos a una menor de 13 años de Santa María Xalapán, en labor de parto en el Hospital Nacional. Nos dijo que se unió con una persona 12 años mayor que ella, para evadir una costumbre de su comunidad, en la que, en la víspera del 12 cumpleaños de toda niña, el papá y el abuelo tienen relaciones sexuales con la menor. “Las estrenan”.

De esa cuenta, tres de sus hermanas tienen hijos del papá y del abuelo. Ella, antes de cumplir los 12 años, huyó para no atravesar por la misma situación.

Es un hecho legitimado por la propia comunidad.

¿Cuáles son las cifras de embarazos en adolescentes?

En el 2014, en todo el país, fueron registrados 4 mil casos en menores de 14 años; y 70 mil en adolescentes de 15 a 19 años. En Jalapa, 150 casos de menores de 14 años y 3 mil 10 en adolescentes.

Son datos del Ministerio de Salud Pública, no están contabilizadas las cifras del sistema de salud privado, por falta de voluntad, tampoco los casos atendidos por comadronas.

Se estima que hay un 40 por ciento de subregistro a nivel nacional.

¿Cómo erradicar estas prácticas culturales?

Con educación, sensibilización y aplicación de marcos legales. Debe empoderarse a las mujeres, pues muchas de estas prácticas refuerzan el patriarcado.

Existe un derecho consuetudinario, pero este no debe ser reconocido si se violentan otros derechos, obviamente, en estos casos hay violencia hacia las mujeres, y cuando se naturaliza la violencia se legitima hasta convertirla en algo normal.

¿Cómo debería abordarse la salud sexual y reproductiva?

Desde la niñez, conforme la edad de las personas y su madurez. No debe verse como un tabú. Legalmente, en el pénsum de estudios está establecido abordar estos temas. Lo estableció la Ley de Desarrollo Social en el 2001 y lo reforzó la Ley de Planificación Familiar. Pero se necesita que el Ministerio de Educación (Mineduc) y de Salud definan las estrategias para el abordaje de esta problemática.

En el Mineduc hay mucha renuencia en abordar el tema en forma integral, a pesar de ser un mandato.

El problema es que en casa están violando a los niños y niñas, con los hombres no se dan cuenta, pues por machismo y vergüenza, lo ocultan.

¿Qué ruta queda entonces?

La educación sexual debe darse en la escuela. No se puede relegar este tema solo a la familia, cuando es ahí donde se están violentando los derechos de las niñas.

Los datos nacionales indican que las madres menores de 14 años, alrededor del 80 por ciento de casos, han sido violadas por familiares o personas cercanas.

Por eso la escuela debería jugar un papel fundamental. Pero tenemos maestros renuentes a impartir el tema, diciendo que no tienen la preparación o porque no cuentan con los materiales.

A mi juicio, las creencias conservadoras son las que limitan el abordaje del tema.

La sexualidad debe impartirse en forma científica y laica. Pero cuando vamos a las instituciones, el enfoque es puramente religioso.

En países donde se explica la sexualidad en forma integral se ha comprobado que los jóvenes retardan las relaciones de este tipo.

Desde mi experiencia, cuando se les prohibe algo es cuando más lo hacen, pues les da curiosidad.

A su criterio, ¿se les debería hablar sobre métodos anticonceptivos?

En menores de 14 años no se debe fomentar el uso de estos métodos, pero se les puede hablar de autoestima y enfoque de riesgos.

¿Qué sucede con los adolescentes mayores?

Tenemos muchas barreras. Hay casos en que llegan a solicitar un método al centro de salud y les dicen que no se los pueden dar por ser menores de edad y que deben llegar con sus papás. Obviamente, ellos no lo harán, es un obstáculo porque este muchacho ya tomó una decisión, entonces es mejor darles el método e informarles. De lo contrario lo harán desprotegidos.

¿Cuáles son sus desafíos?

Que el Mineduc asuma el rol que le corresponde en la denuncia de casos, conforme la ruta de atención en menores de 14 años. Es fundamental para ubicar más casos, proteger a más niñas e iniciar procesos legales.

El segundo reto es que el Ministerio de Salud impulse los espacios amigables para adolescentes donde se les brinde información, atención y consejería en salud sexual y brindarles los métodos.

Tercero, el sistema de justicia. Hemos encontrado jueces y fiscales no sensibilizados que no brindan medidas de protección para las víctimas. Todo este sistema tiene grandes deficiencias y un machismo arraigado que nos impide avanzar.

De nada sirve animar a las mujeres a denunciar y que ellas al hacerlo no encuentren respuesta.

¿Qué la motiva cada día?

La esperanza. Ver el rostro de una niña que sufre, las mujeres y los jóvenes que no encuentran respuesta y cuando les ayudamos el solo dar las gracias y ver su expresión de esperanza.

ESCRITO POR:

ARCHIVADO EN: